Después de haber vivido a través de la televisión la moción de censura – eso si la televisión del toro que era la que lo retrasmitía de manera integral- podía observar que con algunas excepciones pero pocas que los votantes que son lo que aúpan a estos señores que nos representan les importamos una higa absolutamente.

A ellos lo que realmente les importa es hacer su discurso para quedar bien ante los suyos y sobre todo que sirva para machacar a su oponente aunque digan verdades como puños y sirvan para mejorar la vida de las gentes que son las que realmente votan. Hago un paréntesis porque mientras escribía este comentario oía Onda Cero Radio a uno de los intelectuales que considero de prestigio en este país y que no es otro que D. Ignacio Varela que en su comentario que hace todos los sábados por la mañana en la emisora citada.

Sr. Varela usted como intelectual no puede quedarse en el terreno de la simplificación ni tampoco en el de la equidistancia porque ni todos somos buenos ni tampoco todos somos malos. Son ustedes los que tienen no el deseo sino la obligación de despejar cuales son los unos y cuáles son los otros, pero no como jueces sino como avisadores de la realidad que la ven antes que nadie, y no digo más porque entiendo que usted lo ha entendido.

También debo decirle que estoy en los albores de los ochenta años y que desde que en España se puede votar y a mí me cogió ya crecidito siempre he votado derecha pero nunca por ideología, lo he hecho siempre por sentido práctico ya que siempre en la derecha han aportado a la política mejor gestión y en consecuencia mejores gestores, que al final todo sale más barato que es de lo que se trata, podría enrollarme más pero lo voy a dejar para seguir con las secuelas de la moción de censura y su espectáculo.

Lo primero es decir que cuando te aplaude tu oponente suele ser mal asunto y es peor aún cuando te confunde de enemigo, eso seguro que siempre se paga pero con altos intereses. Hay precedentes para ello, porque ya se sabe que la historia se repite y voy a poner varios ejemplos de ello.

Cuando se formalizó la democracia se implantaron varios partidos, dos de ellos más o menos hegemónicos que fueron U.C.D con el Sr. Suarez a la cabeza como líder, además con el predicamento de haber sido el ejecutor del cambio además de cambiar las estructuras del franquismo y llevarlas al baúl de los recuerdos. También lo hizo el partido socialista pero éste sin tanto predicamento, pero ya se barruntaba que la gente quería un cambio sin más, y lo tuvo, vaya si lo tuvo. A la tercera después de una moción de censura que le hizo la U.C.D. siendo todavía D. Adolfo Suarez presidente aún no la ganó D. Felipe González pero le sirvió para ganar las elecciones siguientes por una mayoría absoluta de 202 diputados en el Congreso.

Esas elecciones también sirvieron para algo más, como por ejemplo que el partido del Sr. Fraga pasara de siete diputados a 107. Qué quiero decir con ello el Sr. Suarez había ganado dos procesos electorales con los votos de derecha y cuando estos votantes se dan cuenta de que no se hacen las políticas que ellos han votado se pasan en tromba al partido de el Sr. Fraga: es la consecuencia de cuando sólo se piensa en el partido sin saber lo que desean los votantes que no son sus votantes y sobre todo los votantes de derecha que suelen votar menos por ideología.
Esos ejemplos lo hemos vivido recientemente con la señora Rosa Díez y los estamos viviendo ahora con la Sra. Arrimadas y “su” ciudadanos. Es más importante para cualquier partido político conocer la calidad de sus votantes que la cantidad aunque ésta tenga su importancia pero nunca olvidarte de la primera. Porque el votante de derecha va ante la urna con mayor autonomía.
Es decir que intenta que no le den gato por liebre, ya que de la decisión que toma en pocos segundos no se puede arrepentir al día siguiente sino que ha de esperar a que pasen cuatro años.
Otro asunto que preocupa es que sus dirigentes se equivoquen de oponente a veces por puro complejo y otras para salvar su propio “trasero”.
Me confieso que a mis años ya no se pueden hacer planes a largo plazo, pero si me toca votar en las próximas elecciones, me lo “requetepensaré”, porque los unos son “fieras” de la política y los otros auténticas hermanitas de la caridad política también.

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