Hay personas que van por la vida engañando a todo el mundo o equivocándolos, que aunque parezca que es lo mismo, no, no lo es. Los engañados cuándos se dan cuenta de que lo han sido se rebelan contra los engañadores y les piden y exigen responsabilidades.

Pero los equivocados son aquellos que no sienten picor por la sarna que les han endosado.
Pero que no piensen estos malvados que esas situaciones van a durar siempre -ya lo dijo el gran estadista y político inglés-, y al final todos probarán de su propia medicina y de ver la viga en el ojo ajeno la verán en el suyo pero una en cada ojo, y al no ver nada tropezarán con todo encontrándose también con la horma de sus zapatos.

A la política se debería llegar por oposición como por ejemplo un notario o un juez y no por voluntad propia o por enchufe; o acaso tiene menos importancia el gestionar las vidas de los ciudadanos que las tareas del Notario o las del Juez.

Éste es un mundo al revés pero hecho a la medida de quienes lo hacen. Por supuesto que no sigue ningún principio de toda lógica ya que si se aplicase alguno de esos principios harían lo que hace un sastre. El sastre te hace un traje a tu medida y no a la medida del propio sastre.

Como comprenderán las cosas se pueden hacer derechas y no retorcidas para favorecer a quienes las hacen, pero claro, si él o quienes las hacen retorcidas, en vez de obtener un correctivo, se lleva todo un premio, de esa forma tendremos el mundo al revés.

Sine die. Y muchos desahogados inconscientes que seguirán contentos y satisfechos de cómo se han hecho las cosas que sin entrar en detalles no se han podido hacer peor, pero, si los que pagaran las consecuencias, fueran los que nos han metido con sus decisiones en este “berenjenal” que nadie sabe cómo se va a salir.