«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» CUARTA ENTREGA DEL CAPÍTULO 2

Bueno, sigo con la escuela. Después de la calle Hornillo fui a otra de la que, la verdad, no recuerdo el nombre. Sé que estaba lejos de casa y no pasaría nada de importancia en lo que se refiere a mi aprendizaje pues si no lo recordaría perfectamente. De la última sí que tengo recuerdos, algunos buenos y otros no tanto. Era el grupo escolar del Carmen, regido por frailes carmelitas. Éstos estaban preparados para la enseñanza. El primer año me dio clase, no un fraile, sino un profesor que se llamaba D. Alfredo y que no sé por qué razón estaba allí ejerciendo. En este grupo estaría unos dos o tres cursos, el primero con D. Alfredo que era de mediana edad y pienso que soltero, ya que vivía con la comunidad de frailes carmelitas en la misma orden.

En aquella ciudad no estaba el propio seminario pero sí habría unos veinte novicios, aparte de los padres profesores que cantaban misas en la propia iglesia del Carmen. También decían misas en otras iglesias como, por ejemplo, la de Nuestra Señora de la Merced – en la que fui monaguillo- y las Descalzas. Éstas eran de clausura y yo sólo iba a ayudar a misa los domingos y fiestas de guardar. En la Merced en cambio iba en días alternos y por supuesto los domingos ayudaba en las dos iglesias, primero en la Merced y después en las Descalzas. Sólo decir antes de comenzar con mi etapa de monaguillo, que Nuestra Señora de la Merced estaba vinculada al Hospital y que eran hermanas de la Caridad la que regían tanto la iglesia como el hospital.

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