Está demostrado que todos los seres humanos tienen los mismos derechos y obligaciones, dicho esto: si alguien, hombre y mujer, o, mujer y hombre se ve que está perjudicado en sus derechos sin haber dejado de cumplir con sus obligaciones, está en el deber de reivindicar su agravio. Pero lo que no está tan claro es como se ejecutan las reivindicaciones, ya que, al no haber una ley de huelga cada uno campa por su cuenta haciendo todo el daño posible siempre y cuando beneficie a sus propios intereses, que la mayoría de las veces son de tipo político.
Desde esta, mi particular tribuna, deseo aclarar algunas cosas como por ejemplo que, siendo hombre como soy, tengo el máximo respeto por todas las mujeres del mundo y por los hombres también, sobre todo por todas las que sufren, que son continentes enteros, para esas personas aparte de todo el respeto que merecen, también tengo un sentimiento de impotencia, que es sino el peor de los sentimientos, si de los angustiosos, humildemente lo pude paliar estando varios años como voluntario en CRUZ ROJA de Madrid pero no más.
También dicho lo dicho he de reconocer que hay mujeres que no solo merecen todo el respeto, sino que además tiene toda mi admiración: son aquellas que llegan a donde ellas desean con solo su valía y su esfuerzo y además no se olvidan de que alguien (yo lo suelo llamar Dios) la ha elegido para ser MADRE, lo más grandioso que un ser humano puede aportar a la humanidad.
No puedo por menos que hacerles participes de una pequeña historia de una mujer. Ella nació al principio del siglo XX aparte de tener su padre y su madre era hija de algo. Cuando mocita fue se enamoró de un muchacho que aunque también tenía padre y madre no era hijo de nadie, el muchacho tenía el oficio de peluquero de caballeros. La mujer que se enamoró hasta las cachas del peluquero logró hacerlo su marido: digo logró porque no fue fácil para ella conseguir llevarlo al altar.
Aparte de ser hija de algo y tener padre y madre tenía once hermanos más, cinco mujeres y seis hombres, creo que eran todos los que se oponían a aquel enlace, pero la fuerza y la inteligencia de aquella mujer superaron todas las barreras que se le interponían en sus objetivos. Estos objetivos no eran menores, ya que al peluquero no le precedía la fama de ser un buen muchacho, sino todo lo contario. Cuando estos acontecimientos ocurrían, aún vivían los padres de ella y el padre en particular que se había ganado un prestigio, primero por su condición además por ser el secretario del ayuntamiento en una ciudad ducal.
La oposición como comprenderán, no terminó con la boda, sino que ahí fue donde empezó, pues ahora había que convivir juntos, ya que la casa de la familia lo permitía gracias a su madre que era una buenísima persona, le hizo más llevadero aquella convivencia, su padre también era una persona excelsa ambos al final apoyaron la decisión que en su día había tomado su hija.
Cuando nació la primera hija de los diez que tuvieron y había empezado nuestra guerra incivil, el peluquero había sido aprehendido y estaba en la cárcel, el era republicano pero no solo de ideas sino que estaba significado y que era uno de los cabecillas lo que era igual a que tenia seguro el paseíllo. Pero que hizo ella echarle unos ovarios y después de consultarlo con su padre cogió a su pequeña y se fue a ver a un amigo íntimo de este, para explicarle la situación en que se encontraba su esposo, gracias a que esta persona era importantísima en aquel lugar , su marido y padre ya de la primera hija salvó la vida no sin antes ver como sacaban cada noche, a uno o varios de los que estaban prisioneros, hasta que solo quedaron dos, su esposo y otro, y así poder seguir teniendo hijos hasta los diez que tuvieron.u003cbru003ePara llegar hasta el salvador de su esposo, tuvo que atravesar toda una trinchera, pero era hija de quién era y además llevaba su hija en los brazos. Lo consiguió, vaya si lo consiguió, salvar a su hombre y marido y también el padre de su primera hija, todo ello después de lo que tuvo que “luchar” con los suyos, sobre todo con sus hermanos, menos mal que sus padres la comprendieron.
Ella por supuesto no era una mujer de hoy pero lo que si fue una mujer que poseía tanta fuerza como rectitud y nobleza, era en aquella época ejemplo de sacrificio y tenacidad. Cuando eran las fiestas de la ciudad u otras fiestas mayores y salía de casa con toda una recua de diez hijos todos de punta en blanco, las vecinas del lugar les decían, pero Adela ¿cómo te las arreglas para sacar a todos tus hijos tan arreglados para llevarlos a la feria? Y ella les decía – La noche no tiene tabique, que quería decir, que no se acostaba para poder hacer la ropa de sus hijas e hijos. También en navidades les hacia los dulces típicos como eran los pestiños y los mantecados de aceite de oliva y algún plato típico también de esas fiestas, pero donde ya rizaba el rizo era en los Reyes Magos, pues era ella la que hacía y vestía a las muñecas, además hacia unos canastitos para llenarlos de peladillas, todo ello para las niñas y para los niños, su hermano Rafael les hacia un camioncito de madera al cual le ponía una cuerda para tirar de él.
Todo lo que cuento sucedía en unos momentos muy difíciles para cualquier familia, pero esta concretamente de una manera muy especial porque su marido que ya no era peluquero, pues se hizo agente comercial, no tenía unos ingresos regulares además de quedar muy tocado por el tiempo que estuvo en la cárcel, en la incertidumbre de que cualquier día le pudieran dar el paseíllo.
Gracias a una determinadas circunstancias, cuando sus hijos e hijas eran ya mayores se trasladaron a la capital de España para empezar una nueva vida con más oportunidades. De todas sus hijas una de ellas había aprendido costura en una sastrería de la ciudad, de las otras también habían hecho costura pero de una manera más informal, pues Adela las había iniciado a todas.
¿Qué hicieron? A través de los anuncios de los periódicos conectaron con una importante casa de moda de Madrid que ofrecía trabajo de confección de prendas de señora, cuando verificaron el trabajo que había hecho Adela Molina, que así se llamaba esta inmensa mujer, la llamaron para proponerle la dirección del taller que tenía la propia firma donde se confeccionaba y se diseñaban las colecciones de primavera-verano y otoño-invierno, que después se exhibían en el hotel CASTELLANA HILTON.
Resumiendo, esta mujer sin tener que reivindicar solo el de ser mujer, salvó a su peluquero, tuvo diez hijos, siete mujeres y tres hombres, los crió a todos con mucho esfuerzo y dificultades pero al mismo tiempo de forma muy brillante hizo cosas verdaderamente artísticas sin dar un mínimo de importancia, casó a todas sus hijas y a sus hijos y cuido de su marido hasta el último instante, y de lo único que presumió fue de ser mujer, esposa y madre.
Si este ejemplo sirve de algo, aunque intuyo que servirá para poco, ya que en este espejo la mujer no se llegará a mirar en esta era DIGITAL.
un poema precioso, me ha encantado
Muy bonitos e inspirador el poema, nos ha encantado!!