Voy a decir sin el más mínimo de pretensión, como conduzco yo y lo primero que voy a hacer es exponer la primera lección práctica que recibí -digo práctica porque fue bajando el puerto de Guadarrama en mi “DOS CABALLOS” que fue el primer coche que tuve y que por supuesto era de segunda mano-.

Esa lección me la dio nada más y nada menos que un motorista de la GUARDIA CIVIL, yo iba bajando detrás de ellos y el que estaba más próximo a mí me hacía una señal muy suave con la mano, y la verdad es que yo no sabía interpretarlo y en consecuencia me iba acercando más a él.

Entonces el agente viendo que no respondía a sus indicaciones me para y me dice: que lo que me indicaba era que guardara la distancia. Y además me dio un consejo y fue el que guardando la distancia evitaría ACCIDENTES. La verdad he agradecido el consejo que me dio cuando tenía veinte años y ahora que tengo ochenta se lo sigo agradeciendo.

Como podrán comprobar, ésta fue la primera experiencia sería en carretera y como pensarán también que hubo otras muchas a lo largo de sesenta años conduciendo. Pero voy a relatar una más por la importancia que tuvo.

Una circunstancia muy difícil de exponer pero voy a intentarlo.

Después de haber conducido dos noches seguidas y el día que hay entre ellas, haber trabajado en un pueblo de CATALUÑA llamado BALAGUER que es al cual fuimos mi jefe y yo, la primera noche y la segunda fue de regreso a Madrid de donde habíamos salido, los dos.

Mi compañero de viaje, mi jefe, un tal Sánchez -no era el que os podéis imaginar, era otro Sánchez pero igual de peligroso- por supuesto que nos fuimos turnando en conducir el coche. Un SEAT 1430.

Pero a la vuelta desde Zaragoza, cogí el volante porque pasé momentos de mucho miedo viendo como conducía este Sr. Sánchez. Ello me tranquilizó pero el destino se encargó de todo lo demás.

Resulta que la carretera MADRID-BARCELONA aún no estaba desdoblada, en consecuencia sólo tenía un carril y una vez rebasada GUADALAJARA, dirección MADRID, y serían alrededor de las siete de la mañana y pleno julio cuando el sol ya ha salido pero aún está en el horizonte, todo ello unido a mi cansancio hizo que por un momento me durmiese.

No quedo ahí la cosa pues como he dicho la carretera era de un solo carril y en ese preciso momento había una furgoneta que iba a una finca al otro lado de la carretera y tenía que cruzarla y fue justo cuando yo pasaba y la alcancé.

En la furgoneta iban dos personas al igual que íbamos en el coche, pero de los cuatro el único que sufrió daños personales fue un servidor que tuve fractura de rodilla.

La paradoja es que por mucho que quieras imponerte a tu destino aparece éste y te rompe todos los planes.

Ahora voy a tratar de la conducción, pero en las ciudades, en las cuales todo el mundo cuando va en sus coches, tienen prisa, mucha prisa, aunque vayan a tomar el aperitivo con unos amigos.

Claro que en ciertos momentos puede que esté justificada la prisa, pues algunos están deseando llegar a cualquier cuarto de baño que esté lo más cerca posible. Eso puede que tenga una justificación.

Usted no sabe y si lo sabe no lo aplica el que podría ahorrar mucho CO2 a la atmósfera, pero no solo eso que también, pero a más a más, es que podría ahorrar más que los insignificantes 20 céntimos de rebaja que hace el Gobierno.

¿Cómo? con menos velocidad y aprovechando las marchas largas y sobre todo nunca arrancar en primera en terreno favorable.

Esto no lo digo yo, ni tampoco las autoescuelas, que deberían decirlo: esto lo dicen y lo practican los profesionales del volante, como son los taxistas.

A MÁS REVOLUCIONES MÁS CONSUMO DE GASOLINA.

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La segunda, tener un libro de Mil Y UNA REFLEXIONES, que aunque no sea alta FILOSOFÍA, sí es la filosofía de la vida, que nos está tocando vivir, en estos tiempos de enorme competencia.