Mariano, que ya hablaré de él en otro capítulo y bastante, me recomendó a mí para este evento, ya que me había conocido en la cervecería de Cuatro Caminos, ya que él vivía cerca y era cliente de la misma.
Todas estas circunstancias me llevaron al Pseo. De Extremadura 107. En definitiva, a enseñar a tres tenderos a tirar cañas y todo lo demás. Y como eran listos y además tenían alma de tenderos pues pronto dejaron de necesitar mis enseñanzas y me marché.
Otra empresa donde trabajé, fue el grupo Plaza Hotel y Cafetería. Yo estuve en la Gran Vía, antes llamado José Antonio y ahora Nebraska. En este lugar sólo trabajé un invierno, pero fue muy interesante. No puedo recordar el nombre del primer encargado y tampoco el de la segunda encargada. Sólo decir que era una persona de unos sesenta años, bastante canoso y tenía muy buen porte, lo único que obtuve es que siempre estaba sino en las “nubes”, muy cerca de ellas. Sobre la segunda encargada decir que era una mujer muy jacarandosa morena y que tenía un buen “revolcón”, pero eso sí, muy lista. Como recuerdo especial citaré uno: aunque por su ubicación por allí pasaba multitud de artistas. El que yo no he borrado de mi mente es cuando aparecía Lilian de Celis, qué figura, que elegancia, qué trajes y qué cara, y además la prodigiosa voz que Dios le dio.
Por todas estas circunstancias hubiese merecido trabajar gratis ese invierno, pero francamente mi familia lo necesitaba, y fui yo quien disfruté gratis de las mismas circunstancias.
Un gusto leer lo que escribes.