«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» PRIMERA ENTREGA DEL CAPÍTULO 31

Después de pasar unos tres meses sin hacer nada, cosa que no deseo a nadie, recurrí a una de mis hermanas que era modista y había hecho en su día los uniformes de la cadena de supermercados CONTUR, además tenía una tiendecita de ropa de señora, esta tienda tenía una vivienda muy hermosa que se comunicaba con la tienda, la cual ella usaba como vivienda. La tienda en sí, le reportaba muy pocos beneficios pero ella obtenía suficientes ingresos con la ropa que hacía a sus clientes desde hacía tiempo, toda a medida.

En esos momentos se había puesto de moda los pequeños almacenes de ropa fundamentalmente de señoras y algo de caballero. Entonces vi la oportunidad de montar un negocio de esas características en la vivienda de mi hermana ya que tenía acceso desde la calle a través de la tienda. Efectivamente estaba al tanto de este sistema de ventas de ropa y vio que aquella idea podía tener posibilidades, lo primero fue encontrar donde iba a vivir ella, lo hizo en un apartamento en la calle Alberto Alcocer que estaba muy próximo a la tienda.

Una vez desalojada la vivienda la condicionamos lo mejor que pudimos de acuerdo a la actividad que íbamos a realizar, hecho esto “nos” pusimos a trabajar: lo primero era conectar con proveedores visitar aquellos que eran de Madrid y los que no lo eran localizar a sus representantes para mostrar sus correspondientes muestrarios. Una vez creado un stock suficiente arrancamos con la labor de venta en principio recurriendo a todo nuestro círculo de amistades y a familiares y que se fue ampliando en un breve espacio de tiempo, lo cierto es que las damas tienen un olfato especial para detectar donde se venden “trapos” a buen precio. También vendíamos bisutería de una manera muy seleccionada y algunos otros complementos.

Otra forma de promoción fue la de organizar “desfiles de moda” para ello utilizamos salas de fiesta y algún pub con capacidad de unas treinta personas que era más o menos lo que podíamos convocar. Como quiera que la hora en la cual convocábamos siempre a primera tarde-noche a estos negocios les venía bien por dos razones una que le producían consumiciones y otra que se promocionaba su local. Por supuesto que las “modelos” ninguna de ellas eran profesionales pero a todas les encantaba lucir prendas que se les asignaba también decir que todas lo hacen por puro divertimento. Una de ellas que era de Navalmoral de la Mata nos hizo que organizáramos un desfile en dicha Ciudad, allí nos fuimos con todos los bártulos para complacer a sus paisanos sobre todo a sus paisanas ya que fue un novedoso acontecimiento que también fue bien acogido al mismo tiempo que provechoso, para nuestro pecunio.

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