SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO


 
        Una vez más escribo sobre este desgraciado y horroroso tema, en el cual no se ha hecho otra cosa que dar palos de ciego, eso sí, con mucho presupuesto, pero en resumidas cuentas todo se convierte en eso, palos de ciego.
 
         Los escritos que siempre he hecho han estado basados en dos criterios, uno en el maldito mimetismo para el mal, y el otro en el que el mal causado ha de ser siempre inferior al castigo que recibe el causante de los daños causados.
 
         Ahora trato de exponer otro, y nuevo criterio, que es el siguiente: al igual que se le exige a todas las personas un curso de conducción y hasta que no aprueba dicho curso no te dan un carnet, que certifica que has aprobado dichos cursos, con lo cual puedes conducir los vehículos que respaldan el permiso en sí, al igual que los cursos para conducir todo tipo de vehículo, podría existir cursos para contraer MATRIMONIO.
 
         De esa forma, contribuirían esos cursos matrimoniales, que serían impartidos por médicos psiquiatras y psicólogos especializados y abogados penalistas, para que las personas que deseen por voluntad propia contraer matrimonio, no  sea solo un trámite católico o un trámite burocrático.
 
         En estos cursos, en los que se impartiría lo que los especialistas considerarán, e inclusive, el que no lo considerarán aptos para el desarrollo de la función matrimonial.
 
         El resultado sería igual al criterio de seriedad, que tendrían estos cursos, y cuanta más seriedad mejor, se tomaría en conciencia que la vida de una mujer o un hombre en menor proporción y casi siempre de unos hijos que se quedan huérfanos para siempre, con lo que eso significa para el futuro de esas criaturas.
 
         Como garantía de futuro, sobre todo los hombres, tendrían que pasar revisiones inversas a como las pasan los coches, o sea, la primera sería al primer año, la segunda a los dos y así sucesivamente.
 
         A este sistema de revisión, se sometería a ambos cónyuges, aunque los requisitos a tener en cuenta serían muy distintos para los hombres como para las mujeres.
 
         Evidentemente, todo este proyecto tendría un coste, pero es que el presupuesto del Ministerio de igualdad tiene un presupuesto elevadísimo, y lo que consigue son unos resultados paupérrimos. Aunque todo lo que digo pueda parecer una utopía, solo puedo decir al respecto y digo que:
UNA UTOPÍA ES TODO AQUELLO QUE SE PUEDE HACER Y NO SE HACE.
 
ESTE ESCRITO ES MERA OPINIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE RECIBO. Y EN CONSECUENCIA ES MI OPINIÓN.

 

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