Saber contar

¿De quién son las personas que han muerto por esta maldita pandemia? Fundamentalmente de sus correspondientes familias y según éstas, no están de acuerdo con las cifras del Ministerio de Sanidad que es quien se ocupa de esta gestión en el gobierno, ya que este Ministerio dice que 28.000 y los datos que aportan distintas instituciones del Estado o sea el propio gobierno son 43.000 ¿Cómo puede existir una diferencia de tal magnitud?
Según parece alguien no sabe contar pero claro que no estamos en manos de parvulitos que son los que están aprendiendo esas tareas de contar. No, estamos se supone, en manos de personas que han cursado sendas carreras universitarias y si es así aquí lo que hay es un tremendo fraude.
Porque la posibilidad de que estas personas, que nos tutelan, no sepan contar es una auténtica broma.
¿Cómo se puede distinguir los fallecidos “inexistentes” de los fallecidos “Existentes”? Pienso que para tal tarea no hace falta ir a Salamanca. Lo que hace falta es tener la dignidad suficiente para no agraviar a las miles de familias que han perdido a sus seres queridos de la peor manera. Ya no sólo de agraviarlos, sino de despreciarlos borrando a los fallecidos, como si no hubieran existido.
¿Se puede ser más desconsiderado con nuestros difuntos? – empleo considerado por respeto a uno mismo- si se puede cuando se es capaz de remover la tumba de un difunto, violando la paz eterna que merece toda persona que vivió entre nosotros y nos dijo adiós para siempre y si esto tan sagrado no se respeta es que nuestra condición de humanos deja mucho de desear.
Efectivamente que nos pasen estas cosas no son por casualidad, pues la condición humana es excesivamente despreocupada, sobre todo cuando piensa que la cosa no va con ella, pero siempre las cosas van con todos. Y además, es que con toda impunidad hayan desaparecido 20.000 cadáveres -como ya he dicho antes, no lo digo yo-.
Esto no se debe ni se puede permitir a ningún poder aunque hubiese ganado por la mayor mayoría absoluta de la historia de nuestra democracia -y no es el caso- aunque lo fuera, siempre nos podríamos defender ¿Cómo? Copiando las colas de los conciertos, los partidos de futbol y las de cualquier otro evento de masas.
Pero si están antes los juzgados de guardia también en el Supremo y como no en el Tribunal Constitucional, para las denuncias de miles de personas muertas y desaparecidas.
Ya verían como se pondrían las pilas los muchos que viven hoy en un mundo irreal.
El mal nunca se puede
Ni aplaudir ni aprobar
Ya que antes que después
Se termina padeciendo.

Última modificación24 agosto, 2020
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