
Pero si todas esas circunstancias fuesen todo lo contrario, lo que proponía ROBERTA era que cuando cumpliese la condena el MALHECHOR se le colocase un distintivo en forma de SAN BENITO para que la sociedad pudiera ponerse alerta para poderse defender.
Roberta presidía una sala del SUPREMO y fue creando doctrina para que todo el mundo se tentara a sí mismo, antes de cometer el mal, porque sabían perfectamente que el precio a pagar era el que la JUSTICIA, con mayúsculas, aplicaba en cada caso, sobre todo con los pirómanos, que en esos casos siempre se quedaba muy por debajo de lo que el pirómano merecía y que los destrozos que hacían estos individuos eran siempre totalmente
irreparables.
Otro asunto que preocupaba muchísimo a Dña. Roberta era, el de la violencia de GÉNERO, aunque ella decía que la violencia era violencia sin ningún tipo de apellido, a los políticos les convenía ese apellido sobre todo a los de izquierdas para echárselo a los de derecha.
Ella decía que toda la violencia era cuestión de la justicia y que era esta la que tenía que poner los medios para que no se produjera y además tenía el convencimiento de que se llegaría a un sistema también para saber dónde estaría la solución de la pareja antes de llegar a lo irreparable.
Bueno, amiguitos y amiguitas esta es la maravillosa historia de Robertita que después fue Dña. Roberta con todos los reconocimientos y honores.
Bueno amiguitos, os voy a contar como era Robertita y como llegó a ser Dña. Roberta. Evidentemente su vida no fue un camino de rosas y que como todas las personas tuvo sus correspondientes etapas de la vida como son la niñez, la adolescencia, la juventud y por supuesto la madurez.
En todas esas etapas ella tenía que convivir o tener relaciones con otras personas de su misma edad, y supo hacerlo en todo momento tanto en el
colegio como en el INSTITUTO como en la UNIVERSIDAD porque su inteligencia era tal que jamás fue una niña “REPELENTE” sino todo lo contrario que fue querida y admitida por todos sus compañeros.
Esto le pasó en todas esas etapas y en todas las iniciativas que tuvo y que no fueron pocas, en los retos de su vida ya que supo emplear el sentido práctico que le otorgaba su inteligencia y que estaba muy por encima de la media.
Bueno amiguitas y amiguitos podría seguir escribiendo sobre las bondades de Robertita y Dña. Roberta, pero en ese caso ya no sería un cuento pues sería una novela.
Aunque no me resisto a haceros una aclaración, habréis observado que empleo con cierta frecuencia SENTIDO PRÁCTICO, pues he llegado a esa conclusión porque es el sentido que nos produce, más bien, en la persona que lo aplica y en consecuencia el que más beneficio derrama en tus semejantes al ser éste el que más beneficios produce.
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