REPARTIR JUSTICIA MORAL


Primero el reconocimiento, segundo las cosas mal hechas.
De lo primero se puede decir en principio, que tuvo una niñez muy difícil y una adolescencia aún peor y no digamos su juventud que tuvo que soportar las envestidas de toda una clase dominante que tenía otras ideas y otros intereses para que no fuera designado heredero a título de Rey de España.

Personalmente fui testigo de excepción en una cena que dieron los condes de Morata en su chalet de la colonia de la florida. En él reunió a una veintena de invitados y entre ellos estaban el Marqués de Villaverde con su esposa la hija del jefe de Estado Dña. Carmen Franco -ella a su vez era cuñada del conde consorte anfitrión de la comentada cena.

Por supuesto que no es fácil reproducir lo que se dice en una cena de alrededor de unas veinte personas, pero lo que sí puedo decir que fue mono tema lo que se habló y fue el pitorreo que se trajeron toda la cena sobre la boda del príncipe que estaba próxima.
Como ésta situación, se daban en todos los círculos de la sociedad dominante de aquel tiempo. Todo ello lo tuvo que pasar a expensas de que Franco cumpliera con la promesa de nombrarle heredero, la cual cumplió.
Otro varapalo que sufrió en su juventud, fue el accidente con su hermano, tan triste, que me imagino que le habría pasado como una losa durante toda su vida porque traen recuerdos que siempre retornan. En esa época más adelante tuve también de manera excepcional, ocasión de conocer al principio y me pareció un hombre joven muy jovial y ya daba muestras de su campechanía.

Después de una larguísima etapa, al final se cumplió, su destino -sin que antes se hubiese tragado más de una estrévede -por que los poderes fácticos del franquismo, los tenía a todos en contra. Por cierto esta sociedad fue la que acuñó en sus reuniones y sus cenáculos la frase de “Juan Carlos el Breve” y no Santiago Carrillo, a no ser que éste la dijera cuando aún vivía en Rumania.
Después doy el salto hasta el 23 de febrero de 1981 en el que ya se habían hecho el haraquiri las Cortes franquistas y el príncipe D. Juan Carlos había sido Coronado Rey, también se había celebrado el referendo para la ley de la reforma política.

De todos estos acontecimientos sólo hare mención del ya famoso 23 F. pues fue el “acto” en que se ganó realmente la corona que ya poseía y además fue quien nos salvo a todos de un golpe militar impredecible. En esos momentos nos pudimos dar cuenta y valorar para qué sirve un Rey.

Fue a partir de esa actuación -no fue un gesto- se ganó la confianza de la mayoría de todos los españoles y hasta de muchos republicanos.
Después de toda esta trayectoria por supuesto sin desmenuzar D. Juan Carlos se hace mayor y la edad no perdona a unos menos que a otros como es el caso de él y empieza a “chochear” porque si no no se explica su comportamiento. Como que pueda donar a una dama, por muy especial que sea ésta sesenta y cinco millones de euros, cuando hacienda imagino que sólo se quedaría con la mitad.

Después de una gran trayectoria en la luz D. Juan Carlos pasa a la sombra, lugar más tenebroso y lóbrego, pero nunca debemos olvidar y es de desagradecido olvidarlo que estuvo mucho más tiempo en la luz iluminándonos a todos trayéndonos la democracia -que no piense nadie que fue tarea fácil- y además consolidándola en un tiempo record a esta bendita España. Si todos estos acontecimientos tan transcendentales se van a olvidar porque una persona -pocas- ansiosas de poder y nos quieran tener en la sombra, aunque sea a base de hacernos unos desagradecidos y por si fuera poco también unos desgraciados despojándonos de lo poco o lo mucho que tenemos.

Otro asunto que deseo tratar en apoyo a nuestro Rey D. Felipe VI que como su padre ha defendido la nación española y que en estos momentos lo quieren tener en la cuerda floja “amenazándolo” con traer el peor de los sistemas que nuestro país ha tenido que soportar a lo largo de su reciente historia y las veces que lo han implantado, todas ellas, han sido un desastre. Si alguien desea documentación que consulte la historia objetiva que la hay.

Para terminar este relato decir: partiendo de la hipótesis de que la república fuera posible pediría a D. Felipe VI que se postulase para presidirla. Está claro que arrasaría en las urnas contra los cantamañanas que hoy quieren “derribarlo”.

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