Ratiplin 7ª entrega

Ratiplín saltó hacia sus brazos, y los dos se
emocionaron, Ratiplín con la ternura que le
caracterizaba, fue entonces cuando el empresario dijo
con su tono de autoridad: iAbrid todas las puertas del
Circo! porque hoy va a ser la fiesta más bella de
cuantas se hayan hecho y ésta será en honor a Ratiplín,
y los niños de este lugar: como habréis comprendido
amiguitos, convirtieron este día en el más alegre de la
vida de Ratiplín.

Cuando a mi mente viene la imagen de m1 amigo
Ratiplín, tan pequeño, tan diminuto, con esa mirada
ingenua y penetrante, pero llena de vida, que sin apenas
hablar me transmitía sus sentimientos. lo veo aún
dando esos pasitos cortos y ligeros, como si no quisiera
que nadie se diera cuenta de él, me hace sentir algo
que parecería ser molesto para las personas grandes.
iSon tan complicadas!, sólo entienden de números y de
cifras. de que algo sobra o algo falta, esto está bien o
está mal, qué poco valor dan a lo que es sonreír, más
importante aún es hacer sonreír a los demás, es más,
os voy a decir amiguitos, nuestro amigo Ratiplín, con
toda su sencillez, llegó a conmover al «hombre grande y
mandamás», al empresario, que sólo entendía de
valores, no porque hablara con él más y más para
convencerle de su acción, sino más bien por su
conducta, -a veces las palabras, es posible, que
provoquen malos entendidos-, ya que lo importante, es
aquella consigna que tenía mi amiguito, trabajar y
trabajar en su Circo, en lo que le mandasen, de forma
callada y silenciosa, casi imperceptible, su trabajo
fuera importante o no. a los ojos de los demás, pero sí
era el más importante para él, -ya que era su trabajo-.

Ya se, me identificabas con el empresario, el dueño
de las simientes, etc., y ahora después de todo lo que
pasó me doy cuenta: Yo también era un hombre grande
y él un enanito, era necesario que pasara ésto, para
enten~erte, para estar contigo dentro, te veo ahora
pasado el tiempo. tan grande, tan inmenso. que nada
tiene que ver con tu cuerpo, ahora entiendo tu amistad
con el poney, y con los niños, nada les importa de lo que
ellos piensen. reían y jugaban -ellos lo querían así-, los
grandes con sus juicios y prejuicios, solo conseguimos
querernos a nosotros mismos, sin darnos cuenta, que lo
importante a veces es invisible, que son estas pequeñas
cosas, aquellas que son insignificantes, las que no
tienen importancia, pero que son nuestras cosas, las
más importantes, para tener al menos un día feliz, el
día más feliz, como lo fue para nuestro querido Ratiplin.

Última modificación30 agosto, 2025
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