Cuando una persona de reconocida inteligencia no hace uso de ella nada más que a sí mismo, y es consciente de que podría hacer muchísimo más, y este más por supuesto revertiría en sus semejantes.
No hay perdón para una persona que tiene este tipo de comportamiento -que es como tener una fuente en propiedad y no dejar beber a los sedientos- hay otros muchos símiles que se podrían aplicar pero creo que éste es suficientemente gráfico.
Este tipo de personas ya retratadas suelen dedicarse a la política los más, los menos que también los hay son los creadores de empresas y los “mediopensionistas” son los que trabajan en esas empresas ya creadas.
Pero los que realmente crean esas empresas son esos empresarios promotores que invierten su dinero y lo primero que producen son puestos de trabajo antes inclusive que ningún tipo de producto.
Luego, hay dos tipos de inteligencia, la que piensa hacia dentro, es decir hacia uno mismo y pretende vivir del dinero de los demás a través de los impuestos. -que es como decir vivir del presupuesto- que es como lo hacen los políticos.
En cambio el empresario que aparte de jugarse su dinero si lo tiene, o hipotecarse si no lo tiene, lo que hace si le sale bien su proyecto es crear puestos de trabajo y sobretodo riqueza ya que ésta se esparce por toda la sociedad.
De la tercera vía de inteligencia poco hay que decir, ya que ellos entran en juego cuando el partido está en el segundo tiempo y sobre todo con el equipo que va ganando y así aseguran sus bonos. Ya lo decía Alberto Cortes.
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