«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» SEGUNDA ENTREGA DEL CAPÍTULO 5

Ya ese día que además libraba cobraría mi primer sueldo y como he dicho serían unas 1800 pesetas con las propinas. También tenía en la calle Hernani una patrona apalabrada para dormir esa misma noche. Yo pensaba que una vez en Legazpi no tendría problemas para llegar al taller donde trabajaba mi hermano Eduardo que estaba en la calle General Ricardos en una especie de placita que hay subiendo por la izquierda, pero sí, sí. Resulta que yo atravesé el puente y cuando finalizó este en vez de irme a la derecha por Antonio López hasta Marqués de Vadillo de donde arranca General Ricardos, me fui recto y enfilé Marcelo Usera.

Esto serían las once de la mañana y cada vez estaba más perdido, preguntando a la gente como se llegaba a General Ricardos y me decían que el tranvía me dejaba en Marqués de Vadillo, pero lo que no tenía eran los ochenta céntimos que costaba entonces.

Ya casi a la una del mediodía vi la Puerta de Toledo y me sirvió para orientarme y llegar a mi destino que no era otro que el taller donde trabajaba mi hermanito, que tampoco me lo puso fácil para darme el dinero a regañadientes para podre llegar a Cuatro Caminos, cobrar mi dinero y llevar la maleta a Hernani, -no recuerdo el numero- e instalarme ya esa noche y poder dormir en una cama de verdad. Después resulto que era una buena “bruja” y estuve sólo un mes después me fui con la Sra. Elena y su marido el Sr. Meré que eran los porteros de la finca donde estaba la propia cervecería y ya no me acorde más de San Fermín hasta cada Siete de Julio.

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