El colmo fue que CONTUR con veintiún locales en propiedad más todas unas instalaciones de última generación en esa época no le dieron ningún valor alegando que los locales estaban comprados en contratos privados. Solo la venta de la cadena de supermercados de la cual hubo ofertas muy interesantes por cierto, y se hubiese equilibrado el desfase de inversión que nos reclamaba el regulador, pero eso no servía, había que cortar por lo “sano”.

Bueno, quedé como al principio, sólo que en esos momentos no tenía que pagarme el billete de avión para ir a Alicante todas las semanas pero prácticamente con mano delante y otra detrás. Puedo decir que tuve la oportunidad de disfrutar de ciertas cosas como por ejemplo, el barco que tenía amarrado en el puerto de Palma y el apartamento de unos doscientos en pleno paseo marítimo nuestro presidente, que no olvidaba quien era cada uno.

En esta vida la formamos todos los listos, los menos listos, los raros, los menos raros y aquellos que no son clasificables y la verdad es que no se en que grupo me encuadro, lo único que puedo decir al respecto es que en algún momento de mi vida me di cuenta de estar en el sitio equivocado. Cuando se dijo, no sólo de pan vive el hombre, se estaba reconociendo también que el pan es necesario para poder vivir.

¿Por qué digo esto? Porque en ciertos momentos vi peligrar la estabilidad de mi familia y pensé que fui demasiado pulcro en la honradez ya que por mis manos y por mi firma pasaban cientos de millones. Gracias a Dios lo digo hoy cuando escribo ninguno se pego a mis manos. Digo también que si quienes nos arrebataron una obra que funcionaba y que estaba en pleno crecimiento lo hubieran hecho para potenciarlo ya que ellos tenían todo el poder, pero fue todo lo contrario lo liquidaron ni tan siquiera a precio de saldo, lo único que salvaron fue el Banco que lo absorbió el BBVA supongo que a precio de acuerdo.

También tengo que dar gracias a Dios de que mi esposa de entonces y madre de mis dos hijas tenía una gran profesión y que ejercía digamos a medio gas, ya que con mis ingresos teníamos bastante. Entonces ella piso su acelerador y todo fue más llevadero.

De esta etapa de mi vida se me han quedado grandes y gratos recuerdos, como fue contribuir desde el primer momento de la “gestación” del grupo GUIDE hasta el momento final en que Aristóbulo de Juan que fue la única cara física que mostró la corporación bancaria.

Otro recuerdo inolvidable fue cuando Manolo Jiménez entró en mi despacho y me dijo casi con lágrimas en los ojos que el haber colaborado conmigo había sido como ir a una universidad.

Manolo Jiménez fue el primer colaborador que formó parte de mi equipo, y era casi dos metro de bondad además de ser una gran profesional en el campo de la alimentación. Le habían hecho una gran oferta y como yo era consciente del poquísimo futuro que teníamos lo animé a que no desperdiciara esa magnífica oferta.

Con esa vivencia tan reconfortante doy por concluida en este escrito y pasar a otras experiencias vividas aunque he de reconocer que podría escribir toda una novela si tuviera el tiempo necesario y me dejaran hacerlo.

La titularía LA ECONOMIA PRODUCTIVA.