«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» PRIMERA ENTREGA DEL CAPÍTULO 9

LA MILI, VOLUNTARIO EN EL EJÉRCITO DEL AIRE

Mi mili fue “voluntaria” en el Ejército del Aire. Yo entonces trabajaba a caballo entre el Parador de Velázquez y el Latigazo. Fui recomendado por el suegro de mi hermano Eduardo, que se había casado con la hija de un Comandante del Ejército del Aire, que vivía donde nosotros, en Bravo Murillo 15. Y me recomendó concretamente al Teniente Coronel Sala, jefe de los transportes del ejército mencionado. También tenía a su cargo el refugio-Hotel de los Cogorros en Navacerrada, y allí fui destinado.

La entrevista que tuve que hacer con el propio Teniente Coronel Sala, fue como si fuera a ingresar en el Hotel Ritz, ya que se permitía el lujo de seleccionar los mejores profesionales de cada promoción, pues no costaba más de dos reales al día -frase que un día me dijo a mi mismo en no muy buenas condiciones.

En principio diré como era el Teniente Coronel Sala, era un andaluz de Motilla que pesaba más de cien kilos y que mandaba más que un General, pues estos les debían favores, es decir que la influencia del Tte. Coronel Salas era larga y extensa en toda la 1ª Región del Ejército del Aire.

Mis primeros días fueron realmente duros ya que llegamos a mediados de marzo y allí posada, hecha roca, estaba toda la nueve de todo el invierno, nieve que tuvimos a veces que picar para llenar carretillas y llevarlas a un terraplén y volcarlas tirando la nieve por éste. Ahí fue donde el Tte. Coronel Salas dijo la famosa frase que tuviera cuidado que por dos reales traía a otro.

Fueron pasando los días, y entre carretillas y el sol que iba calentando aquellos patios que se iban despejando por momentos. En aquel lugar que era realmente un hotel en plena sierra con las pistas del escaparate como fondo y edificación de puro granito. Estábamos unas treinta personas que eran las que se encargaban de mantener el hotel y tenerlo todo a punto para que los fines de semana los oficiales y jefes con sus respectivas familias pudieran alojarse en él y además practicar el deporte del esquí.

La brigada que estaba destinada allí la componíamos jóvenes cocineros, camareros, meteorólogos, etc.

Como he dicho aquello estaba dentro de la competencia del Tte. Coronel Salas, pero el día a día estaba a cargo del Brigada Bernac, “chulo” él donde los halla y su esposa la “Brigada”, la hija pequeña, la sobrina y la perrita, aunque esta última era del Tte. Coronel Salas y así se manifestaba el pequeño animal, pues la perrita cuando salía a la gran terraza y se plantaba con las orejas firmes mirando hacia el escaparate era que el Land Rover del Tte. Coronel Salas estaba coronando el puerto y una vez que llegaba, este a veces con su novia, la perrita se sentaba encima y ya no se separaba de él durante todo el tiempo que estuvieran con los Cogorros, hotel de verdad precioso.

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