«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» PRIMERA ENTREGA DEL CAPÍTULO 36

En este capítulo expongo que tuve que agarrarme como se dice a un clavo ardiendo, creando una empresa de iluminación y distribución ILUDIS, e iba a comercializar productos eléctricos como eran luminarias de todo tipo, los famosos halógenos y también unos aparatos que se empotraban en la escayola y ahorraba mucha energía. Estos aparatos los fabricaban mis dos hermanos, automáticamente me hice la siguiente estrategia, que consistía en, hacer una visita a cada una de las tiendas de las calles más comerciales del centro de Madrid y también de calles importantes del Extrarradio. Mi primer contacto, con el dueño o con la persona responsable, era si me permitía hacer un estudio de la iluminación que tiene su local para así poder valorar lo que podía ahorrar en el recibo de la luz y también lo que costaría su nueva instalación basada en elementos de bajo consumo. Todo este estudio lo recibían estas personas con todo lujo de detalles, sobre todo el coste y la amortización por ahorro teniendo en cuenta los vatios instalados y los vatios por instalar. Para estas instalaciones llegue a un acuerdo con un electricista que trabajaba en el ministerio de economía y hacienda, en el mantenimiento de las instalaciones, era un buen chico, además me lo había recomendado mi mujer actual, ella era en esos momentos funcionaria de dichos ministerios, pero en uno de los trabajos que fue a cambiar toda la iluminación de un bingo y como era un trabajo de cierta importancia además había que hacerlo de noche me dijo que se traería un currito, hasta ahí todo normal, lo que no fue normal, durante esa noche es que se dedicaran a voltear las maquinas tragaperras y les sacaron las monedas de veinte duros que eran las que usaban aquellas maquinas. La verdad es que me vi en un gran aprieto porque la responsabilidad ante la empresa era solo mía, gracias a que fueron unas personas buenas y comprensivas y el resultado del trabajo fue satisfactorio.

Otro asunto que puse en marcha en esa fecha fue el de la “linterna mágica” esta fue con el mismo principio de las emergencias que se instalan en los locales públicos de cualquier actividad, con la única diferencia del formato, ya que esta era mucho más pequeña y estaba preparada para enchufarla en cualquier enchufe de cualquier hogar, pero como digo el principio era el mismo permanecía enchufada y apagada con solo un testigo de posición encendido y cuando la luz se iba es cuando se encendían todos los vatios, la única diferencia era de aspecto funcional ya que podías llevártela al lugar de la casa donde más te interesara.

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