«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» PRIMERA ENTREGA DEL CAPÍTULO 34

Otro asunto que comencé fue la confección de uniformes para que en las peluquerías de señoras y las oficialas no tuvieran que trabajar con la ropa de calle que ellas usaban normalmente. En esta iniciativa colaboró de manera muy activa mí hoy exmujer que ayudada por una chica que cuidaba a nuestras dos hijas por la tarde cuando salían del colegio.

Como empezamos de cara a la primavera se confeccionaron en loneta fresca, en colores vivos, y en una casa que solo se dedicaba a la venta de camisetas al por mayor que también las estampaba. Entonces con la loneta hicimos un pantalón monísimo y comodísimo con la camiseta estampada en la parte delantera con un secador de pelo o el peine y la tijera de la peluquera, los estampados siempre estaban coordinados con los colores de los pantalones.

Hicimos un bueno equipo, de una parte mi exmujer y la chica que cuidaba a nuestras hijas por la tarde, que eran las que visitaban las peluquerías enseñando el muestrario. Esta labor se hacía por las mañanas. Por otra parte la hermana de la cuidadora trabajaba en confeccionar las prendas para ello compre una máquina de coser semiprofesional con la cual realizaba su labor. Otra persona que trabajaba en los uniformes pero de una manera externa, era la madre de una chica que pertenecía a los grapos y que en aquellos momentos se encontraba en la cárcel, cuento todo esto porque esta señora fue la que me lo contó. Otro útil que era necesario para cortar los uniformes fue una mesa de corte y unas tijeras adecuadas, la mesa la construí de acuerdo a la exigencia de corte (estando de pie) y las tijeras las compre en lugar especializado. Otra cosa eran los patrones que fueron encargados a un patronista profesional.

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