«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» PRIMERA ENTREGA DEL CAPÍTULO 3

La época de colegial la fui alternando con distintas actividades. Por ejemplo, ayudaba a un pastelero que tenía un pequeño obrador de no más de cincuenta metros. Se llamaba Paco pero todo el mundo le llamaba Cerote. Yo creo que ese mote se debía a que su padre era zapatero remendón, a decir verdad, también confeccionaba zapatos nuevos a medida. Para los que no sepan lo que es el cerote: era como una pastilla de jabón algo pequeña que servía para dar consistencia al cáñamo que se usaba para coser los zapatos.

En ese pequeño obrador de pastelería Paco hacía todos los días una cantidad y variedad de pasteles para llenar un canasto de mimbre con una forma especial, una especie de barca, de esa forma los pasteles iban más extendidos y podía verse mejor la variedad que contenía el canasto. Era un gran profesional y lo hacía todo él solo porque mi ayuda era insignificante, creo que lo que más le interesaba de mi era mi compañía. Pero insisto, era un gran profesional, no había más que ver a primera hora de la tarde cuando salía el gitano Manuel con esa barca-canasto repleta de las mejores milhojas, merengues y piononos, por citar sólo algunos. Manuel, el gitano, iba con su mercancía de bar en bar fundamentalmente, hasta altas horas de la madrugada, porque precisamente a esas horas es cuando se iban terminando las partidas de juegos de naipes y los ganadores eran los mejores clientes.

Recuerdo que mi padre una noche que se le había dado bien y había ganado una “importante” cantidad de dinero le compró todo el resto que le quedaba a Manuel y nos lo trajo a casa. A esa hora estábamos dormidos pero él nos despertaba para que comiéramos los pasteles y como yo era el más pequeño de los hermanos me comía mis pasteles totalmente dormido. Al día siguiente, cuando los mayores comentaban su sabor a mí me daba auténtica rabia porque no me acordaba de nada ya que me los comía dormido.

En verano era más divertido pues mi labor resultaba más importante. Paco aparte de los pasteles de Manuel también hacía helados, eso sí, sólo de vainilla. Tenía una máquina manual que tenía que estar siempre cargada de hielo y entre el suministro de frío y darle a la manivela la verdad es que era bastante complicado y, para más INRI, las condenadas avispas me traían frito.

Otra cosa que hice en ese tiempo fue montar mi primer negocio. En la ciudad todos los años se celebraban ferias de ganado y ferias populares. Estas últimas tenían cierta importancia y daban dos corridas de toros y una novillada. Se celebraban los dias13, 14 y 15 de mayo. Venían un montón de atracciones y por supuesto el Circo Americano y el Gran Circo Chino de Manolita Chen.

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