El grupo iba creciendo adecuadamente aunque aún faltaban unos meses para adquirir el BANCO en cuestión y todos estábamos tranquilos ya que las urdimbre las controlaba A.L.D. nuestro líder desde su despacho en las oficinas centrales en la calle OQUENDO y es allí donde todos los lunes por la mañana teníamos comité de trabajo y una vez finalizado me marchaba a la ciudad de Albacete que era donde estaba desarrollando en sus inicios la puesta en marcha de una cadena de supermercados. Elegimos Albacete ya que era la ciudad natal del presi aunque realmente lo que se tuvo en cuenta era que en esa época cualquier capital de provincia y pueblos importantes eran candidatos idóneos para instalar un gran supermercado pues el terreno estaba totalmente abonado ya que quitando algunas capitales importantes como Madrid, Barcelona y Málaga que tenían instalada una gran superficie el resto estaba completamente libre.
Es cierto, según cuentan las señoras, que los partos primerizos son los más difíciles y más dolorosos pues eso es lo que me pasó a mí con el primer supermercado, que instalaba en unos locales de 600 metros y todo era totalmente nuevo. Además en una ciudad de estas características un acontecimiento de esta naturaleza y magnitud es conocido por la mayoría de sus habitantes y para aquellos momentos una auténtica celebración.
Como anécdota decir: al fin pudimos inaugurar al público el 22 de diciembre de 1975 y una semana antes o más, las señoras acudían para saber cuándo abríamos ya que tenían que comprar todos los productos de Navidad, Turrón incluido. Por fin pudimos llegar a tiempo y complacer a una buena parte de las amas de casa de la ciudad de Albacete que disfrutaban haciendo la compra con sus correspondientes carros como si estuvieran en cualquier importante ciudad del mundo, y esto era importante para ellas. Fue el inicio de una misión y salió más que bien, fruto de la ilusión, el entusiasmo y el esfuerzo. Todo rodaba con normalidad hasta que a los cinco o seis meses decidimos abrir un nuevo supermercado en la ciudad de Cuenca, afortunadamente este fue menos trabajoso que el primero porque ya traíamos (aunque no mucha) una cierta experiencia, y en cuanto a la reacción de las amas de casa fue prácticamente la misma que tuvieron las de Albacete, y era lógico pues a mediados de los setenta, que ya las personas habían viajado por España y ciertos países del mundo sobre todo de Europa, agradecían el servicio que les estábamos prestando ya en esos momentos.