Qué tiene que pasar para que una zona, un territorio o una nación se le califiquen de catastrófica. ¿Es que hay medidores para calificar o cuantificar los daños de manera pública? Y entonces los ciudadanos de a pie tienen que sufrir las consecuencias sobre todo las personas mayores que no tienen más remedio que salir a la calle para poder aprovisionarse de sus necesidades, fundamentalmente comida y de medicinas.
Mientras estas personas mayores y no tan mayores están corriendo el riesgo de fracturarse cualquier miembro de su cuerpo, los políticos se enzarzan en aclarar si eran galgos o eran podencos.
Haciendo una reflexión ya que hablamos de catástrofes pienso que en solo un año mal contado han ocurrido en España tantas cosas atroces que no hay personas vivas que hayan conocido cosa igual. Hoy cuando escribo este comentario notifican que en diez meses han muerto ochenta mil personas, treinta mil de ellas sin ser reconocidas de forma oficial.
Pregunto: ¿Es que estas miles de personas no tienen familia que reclamen tamaña injusticia? ¿O es que hemos perdido toda dignidad humana que ya no se respetan ni a nuestros muertos?
Hay quien piensa que hemos sufrido una horrible maldición o que tenemos un gafe con mucho poder del cual no se librará nadie ni con agua BENDITA.
Los que se consideren creyentes que recen el Padrenuestro ya que poner fin a estas tristes circunstancias va a costar lo suyo y algo más.
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