El segundo día después de una buena ducha, nos vestimos y nos calzamos de manera cómoda y bajamos a la bodega a tomar nuestro desayuno y allí estaba la camarera, la Srta. Saray con su permanente amabilidad para complacernos con exquisitas viandas y con su simpatía como buena malagueña.
Ya preparados salíamos del HOTEL a darle a la punta y el tacón como dos buenos turistas, eso sí bastante sénior.
Ese día fuimos a visitar el museo CARMEN THYSSEN y esa visita nos ocupó el resto de la mañana. La verdad es que vimos pinturas muy interesantes, pertenecientes al romanticismo y al naturalismo del siglo XIX. Pero realmente importante para mí, fue entender que MÁLAGA, un museo de tal envergadura, por supuesto se lo merece.
Entre la hora y media que aproximadamente duró y lo que se anda en los museos, la verdad es que el desayuno por muy bueno que éste fuera ya se había evaporado, entonces tomamos una decisión práctica que fue buscar un lugar donde nos sirvieran unas viandas apetecibles y poderlas comer disfrutando de ellas.
Por fin, aterrizamos en un lugar denominado “TABERNA CASA LOLA” que tiene cuatro establecimientos en MÁLAGA y nosotros estuvimos concretamente en el de la C/ STRACHAN.
Comimos bien, predominando la cocina andaluza por supuesto, pero lo que me llamó mucho la atención fue el nuevo concepto de restauración que tenían implantado, con un éxito apabullante.
Resulta que te sentaban en una mesa de mármol y te daban una carta de papel tipo sábana de periódico con un surtido de tapas y platos donde naturalmente dominaban los de la cocina andaluza, y no había terminado de leer aquella sábana cuando vino la camarera a la mesa con tantos platos, cubiertos y servilletas como comensales éramos, pero no a cada uno de ellos, no, los ponían en una esquina de la mesa y quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
Luego venía la persona encargada de tomar nota de la comanda e iba tomando el pedido, no individualmente, no, lo hacía de forma general y en la medida que la cocina realizaba ese pedido lo iban sirviendo.
Las frituras, algunas venían a la mesa en el propio escurridor de la freidora. Esto es un poco calco de lo que hacen los chinos en sus restaurantes -salvando todas las distancias entre una y otra comida-.
La verdad es que todo lo que comimos allí en CASA LOLA estaba buenísimo y estaba en su punto ya que venía de la cocina al plato que nos habíamos puesto nosotros.
He de reconocer que con este sistema de servicio, los dueños no estarán preocupados por la llegada de los Robots, pues siempre serán más caros por consumo de baterías, que las señoritas camareras con su arte malagueño.
EL LIBRO LAS MIL Y UNA REFLEXIONES
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Ud. debería comprar este libro por dos razones:
La primera, para ayudar a unos niños que, por desgracia, padecen CANCER.
La segunda, tener un libro de Mil Y UNA REFLEXIONES, que aunque no sea alta FILOSOFÍA, sí es la filosofía de la vida, que nos está tocando vivir, en estos tiempos de enorme competencia.
