Lo ideal sería que cada persona estuviese debidamente dirigida y, obligatoriamente, se comportara como una pieza del engranaje total del Estado, y que dicho Estado tuviese una organización tan clara y tan perfecta que cada individuo, hombre o mujer, tuviera toda la libertad que le permite el respeto hacia todas las personas con las que convive.
Es decir, se puede ser autónomo para hacer el bien, tanto a pequeña como a gran escala. Todo, como he dicho, para hacer el bien, ya que el hombre y la mujer han sido dotados de inteligencia. Y, por si fuera poco, a esa inteligencia con la cual hemos sido dotados se le suma ahora la INTELIGENCIA ARTIFICIAL, que creo que es el despiporre. Bueno, pues todo ello es magnífico: ¡cuanta más inteligencia, mejor!
Ahora bien, toda esa abundancia de inteligencia debe servir para que todo el mundo viva mejor, teniendo en cuenta dónde están las limitaciones. Hemos dicho que esas limitaciones están en la convivencia entre personas, entre todos los seres vivos que habitan el mundo, que tienen los mismos derechos unos que otros.
Nada es de nadie. A lo sumo, hay personas con capacidades para administrar grandes fortunas, grandes empresas, y hacer que esas fortunas y esas empresas sean productivas y generen los beneficios deseados, de los cuales sus trabajadores sean los primeros beneficiados. Y que, además, todo el beneficio restante se vuelque en la sociedad en forma de servicios de todo tipo, empezando por los más urgentes.
ESTA, QUE SERÍA MI IDEA, NO ES MÁS QUE UNA UTOPÍA.
Recuerden que estoy planteando una situación ideal, donde todas las personas estarían dirigidas por los mejores: los más inteligentes, los más honrados, los más nobles, y haciendo uso del mejor sentido que existe, que no es otro que el sentido práctico.
Lo posible sería que una persona con capacidad reconocida y con sentimientos generosos pudiera liderar un equipo formado por los mejores ejecutivos que existen en España, dispuestos a sacrificarse para encauzar y aprovechar todas las energías que tienen los españoles, y sacarles —si no todo el jugo— sí buena parte de él.
Para ello, es evidente que hay que formar un equipo con toda la inteligencia humana disponible, porque no cabe duda de que los retos son de dimensiones estratosféricas.
El único ejemplo que encuentro de una situación similar, pero posible, fue la de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Aquella Alemania devastada logró ilusionar a muchos con la idea de que se podía reconstruir todo desde el honor.
Evidentemente, para gestas de esta magnitud hace falta un gran líder, que a su vez cuente con un gran equipo, experto en todas las materias que un Estado moderno debe afrontar, y que, por encima de todo, tenga fidelidad a sus compromisos.
¿Cómo se va a echar del gobierno a un tipo como este? Se podría considerar algo casi imposible.
Pero, antes o después, caerá —como todas las torres del mundo— aunque eso sí, está costando Dios y ayuda. Y la oposición todavía está deshojando margaritas, discutiendo si son galgos o podencos, y sin ganar las elecciones a este correoso e indigno de SÁNCHEZ. Y mientras tanto, Feijóo ya dice cómo y con quién quiere gobernar… y el oso, vivito y coleando.
Lo imposible es engañar a todo el personal diciendo que eres el mejor gestor y que eres capaz de hacer el milagro de los panes y los peces, y que después resulta que, no hay ni peces ni pan, ni para sus acólitos ni para sus acólitas.
Este líder de pacotilla no hace otra cosa que tratar de eliminar a sus oponentes, echándoles no el DÓBERMAN en la cara, por estar pasado de moda, sino su propia jauría MINISTERIAL más la multijauría Monclovita, con sus incontables asesores.
Entonces, ¿qué pasa? Que estos tipos que lideran este tipo de gobierno está clarísimo que son personas desordenadas y sin un mínimo de sensibilidad, lo cual quiere decir que, si el líder busca esa sensibilidad, es imposible que la transmita a sus subordinados; sino todo lo contrario: lo que transmite es puro odio.
Como verán, en política no hay nada imposible, pero lo que sí hay es algo desesperantemente difícil: que los intereses creados no permiten un desarrollo normal de la alternancia en el poder, olvidándose de que su mandato no es en propiedad, sino que ha sido gracias a los votos de los ciudadanos que están donde están, y a los numerosos desaprensivos, que agarrados a las ubres de la teta, sostienen al estafador político.
ESTE ESCRITO ES MERA OPINIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE RECIBO. Y, EN CONSECUENCIA, ES MI OPINIÓN.
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