La simplicidad es que nacemos, vivimos y morimos absolutamente todos, nadie se queda aquí por tener mucho poder o dinero que al final es exactamente lo mismo y ni tan siquiera rezagado, ni por error, ni olvidado ni nada.
El control es radicalmente exhaustivo y todo cuadra a la nanomilésima con lo cual todos los que estamos vivos -eso sí cada vez por más tiempo- lo tenemos tan asumido que prácticamente no pensamos en ello.
Quizás cuando nos vemos en las últimas etapas de nuestras vidas, ahí hay un tiempo para pensar, pero llegas al convencimiento de que es mejor cerrar los ojos y resignarse, que seguir pensando en el tema.
Todo ello es la simplicidad de la vida para todo el mundo rico, pobre, guapo, feo, blancos, negros y de las demás razas.
La complejidad es otra cosa muy distinta. La complejidad fundamentalmente es saber vivir y es aquí donde solemos fallar los humanos, y por naturaleza nos creemos todos que cada uno es el mejor, aunque sea el más mísero entre los míseros y no digo nada de un rico entre los ricos.
Entendiendo que un desfavorecido no puede tener ambiciones ya que están fuera de su alcance pero éstas quedan compensadas por las del rico que desea que su fortuna se vaya aumentando años tras años. Pero en el fondo ambos, pobre y rico son exactamente iguales pues los dos quieren las mismas cosas de acuerdo a su situación vital.
Evidentemente, la vida podría ser más sencilla pero nuestra naturaleza no lo es, la nuestra es tan compleja que ni nosotros mismos nos conocemos, ni nos entendemos.
Aunque sólo me estoy refiriendo al ser humano como individuo, igual se comportan los colectivos, ya que éstos están formados también por dichos individuos que se comportan como tales dentro de esos colectivos, que los hay de todos los gustos e ideologías, y de todo pelaje.
Estos colectivos son defendidos y afirmados por sus miembros, que a su vez se valen del poder y la fuerza que tienen para protegerse a sí mismos.
Algunos de estos miembros pueden llegar al puro fanatismo defendiendo las ideas que imparte el colectivo de turno.
La máxima aspiración que deberíamos tener todos los seres humanos, es la de ser dirigidos o gobernados por los mejores y por los más inteligentes, y que esa inteligencia y esa sabiduría la pusieran al servicio de los que la necesitan y éstos demostrando su humildad y reconocimiento hacia las personas que ponen esos dones al servicio de la humanidad.
Un ejemplo que pongo sobre el miserable y el potentado lo llevó al Cine BUÑUEL en su película Viridiana.
EL LIBRO LAS MIL Y UNA REFLEXIONES
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LA FUNDACIÓN ALADINA DE NIÑOS CON CANCER
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Ud. debería comprar este libro por dos razones:
La primera, para ayudar a unos niños que, por desgracia, padecen CANCER.
La segunda, tener un libro de Mil Y UNA REFLEXIONES, que aunque no sea alta FILOSOFÍA, sí es la filosofía de la vida, que nos está tocando vivir, en estos tiempos de enorme competencia.
