Cuando ocurre lo que ha ocurrido está sucediendo y por desgracia lo seguirá haciendo hasta que haya un remedio definitivo y fiable para ponerle -no fin- sino remedio a esta maldita pandemia de este virus que según dan a entender los científicos ha nacido o producido de la nada -lo cual no se lo creen ni ellos.
Esto ha ocurrido no sólo en España sino que ha sido en el mundo entero, es por ello por lo que ha hecho falta que las autoridades dieran la talla de gobernantes eficaces y que asuman sus responsabilidades y no echar balones fuera mientras las personas mueren por miles.
La verdad es que nosotros los españoles hemos tenido doble desgracia, de la primera no se ha salvado nadie ni tan siquiera criaturas más pequeñas. He de decirles que de la segunda que ha sido “innecesaria” es decir: que nos hubiésemos podido librar de buena parte de esta tragedia si el timón de la gestión hubiese sido más eficaz en el terreno práctico-logístico y de eficacia y no sólo preocuparse de la propaganda, del que dirán.
Cuando en los momentos en que se viven son los actuales y la comunicación es de todas las tecnologías la más importante y la que se introduce y llega a todos los rincones del mundo, como comprenderán que por mucho que quieran ocultar la verdad y nos quieran tomar por súbditos, al final antes que después, todo se terminará sabiendo.
Pero el problema está en que aún así, nos siguen teniendo por súbditos y nos hacen comulgar con ruedas de molinos, sobre todo a muchos que desgraciadamente tienen buenas tragaderas. Otros no las tienen tanto y no se conforman sólo con la propaganda como información.
¿Dónde está el meollo de la cuestión? Está en que el objetivo de la política es organizar para mejorar la vida de los ciudadanos, pero como consecuencia aparecen los partidos políticos con las mismas ideas, pero ya con las resoluciones de organizar y mejorar sólo a los de sus propios partidos. Todavía aún hay más restricciones pues llega un momento que los que se organizan, protegen y resuelven sus vidas son los propios partidos con sus políticos dentro.
Esto que cuento lo cuanta una persona que está rozando los ochenta años y que pone un ejemplo pequeñito: a mis quince años, trabajaba dieciséis horas al día, quiero decir con esto que desde esos quince años hasta hoy he visto y hecho tantas cosas que me dan “autoridad” moral para decir lo que estoy diciendo. ¿O es que creen ustedes que cuando ven por televisión reunidos los políticos en el congreso de los Diputados estás pensando en nosotros? A la vista de sus comportamientos, por supuesto que no.
Mi conclusión es que realmente no hay una cosa tan noble como la POLÍTICA, lo que si hay son políticos que no dejan de ser personas y éstas se mueven por intereses personales.
Con un poco de imaginación por su parte llegarán a sus propias conclusiones.