Este comentario que voy a hacer sobre la iglesia me lo inspira D. Pablo, sacerdote párroco en la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad en Navacerrada.
Mi esposa y yo cumplimos todos los domingos con el precepto de asistir a misa como personas de orden y de respeto a nuestra religión católica; hasta aquí todo normal.
Lo que no encuentro tan normal es que cada domingo se retroceda XX siglos, en los cuales, aunque uno esté bien de imaginación, la verdad es que terminas haciéndote un lio, por archisabido que sea todo lo que dice el celebrante, y no pongo en duda nada de lo que dice sino que a mí personalmente me gustaría que se fuera más a lo esencial que a lo literal.
Lo esencial para mí sería basarse en la vida que estamos viviendo hoy, con todas las interrogantes y dificultadas que tenemos planteadas.
Pienso que ya es difícil el momento presente y lo que es más aún, si tenemos que comportarnos y vivir como lo hacían hace esos XX siglos.
Lo que sería maravilloso es que lo esencial de la palabra la expresaran los sacerdotes para ayudarnos a ser mejores y vivir de una manera menos traumática por las preocupaciones del día a día.
Cuando dijo nuestro señor: no sólo de pan vive el hombre, mi interpretación es que dijo que también había que alimentar al cuerpo.
Vuelvo a D. Pablo párroco de Nuestra señora de la Natividad en Navacerrada.
En mi apreciación creo que este sacerdote es como si El Espíritu Santo le hubiese dotado de la sabiduría para hacer las homilías de tal forma que basándose en lo esencial como es la Palabra, usa los símiles adecuados, llenos de ternura, que nos hacen comprender lo esencial, como he dicho, pero en pleno siglo XXI.