Nada hay en las personas adultas más decepcionante que le rompan la esperanza y la ilusión que ella conlleva. Ello es peor, pero muchísimo peor, que como dijo cierta persona, de nombre innombrable, de Franco, que fue peor que tener un dolor de muelas.
Añado que el dolor de muelas se pasa con calmantes pero recuperar la esperanza y la ilusión, de momento no hay nada en las farmacias para ello. O sea que se te queda la cara de tonto además del cabreo por dentro.
Esta situación es la que ha provocado y producido Dña. Inés Arrimadas, pero además la actitud que adopta después de la devastación que ha realizado en su partido, además de no tener ni el más mínimo respeto a sus votantes, arremete con todo lo que se mueve y se da por ofendida -como aquella señora que la encuentra el marido en la cama con un señor y ella muy ofendida le dice esto no es lo que parece-.
Hace unos cuantos meses cuando ya se la veía venir a la Sra. Arrimadas, decía yo, en un escrito que iba buscando el amparo del lindo D. Diego, como hizo el capitán del barco que encalló en las costas de Italia.
En estos momentos ya no es una apreciación ya es una realidad palpable que esta señora que lo ha tenido casi todo en política lo haya vertido todo por un muy grande sumidero directo a la cloaca.
Deberíamos preguntarle a esta señora si sabe el daño que ha hecho a tantas personas que han creído en ella y han confiado también.
De todas maneras ¡la mala suerte que ha tenido España con sus políticos! Que hay que buscarlos con un farol en una mano y en la otra un buen tranco, como hacia Diógenes que además no doblegaba la cerviz absolutamente ante nadie, sino que se lo pregunten a Alejandro Magno, al que dijo, que se apartara porque le estaba tapando el sol.
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