Este trilero, que siempre le fue bien con su trilerismo, de repente resulta que ya todo el mundo le descubre dónde está la bolita, menos para los zampabollos, los estómagos agradecidos y los fieles que le siguen votando, algo totalmente incomprensible.
 
El que fue el mayor TRILERO del mundo ahora se le ve venir a muchos kilómetros de distancia, o sea, que ya no engaña a nadie. Y estos hacen el paripé de que le creen que la bolita está en otro cubilete, ya que el zampabollismo es muy fuerte y no están para perderlo. Y no digamos los estómagos agradecidos, que se creen hasta que el sol es cuadrado.
 
Y qué decir de los votantes, que consentirían ser ciegos si los de derechas fueran tuertos. Eso permitiría al trilero mayor del mundo practicar el trilerismo a placer con los votantes ciegos de izquierda, ya que todos serían ciegos, pero eso mismo no lo podrían hacer con los tuertos, pues estos ven con un ojo.
 
O sea, que este recurso del trilerismo, cada vez que este estafador político está acogotado, se le pone feo para recurrir y engañar al personal, sobre todo a los tuertos e incluso a los ciegos, que no verán, pero tienen un oído finísimo para oír todas las barbaridades y trapisondas del estafador político. Si Dios no lo remedia, hundirá España y nos mandará a todos al grupo de los torpes y apestados, ya que este individuo no es que esté equivocado, sino que nació con ese defecto.
 
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