
Nada es lo que dicen los veintidós Ministros y Ministras sobre la esposa del enamorado Presidente y su hermanísimo del alma. Pero la verdad es que cada vez lo van diciendo menos, porque se hacen cargo de aquello que dice el refrán: “cuando el río suena, …”. Y lo cierto es que últimamente los ríos no dejan de sonar.
Algunos de esos veintidós ya no saben dónde meterse para que no les pille la riada, y otros y otras se lo están pensando: si no se ponen a resguardo a tiempo, cuando todo se imponga como es natural, no tendrán dónde cobijarse y entonces vendrá el rechinar de dientes.
Los veintidós, más el estafador político, más la familia de este —su enamorada esposa y su hermano, el “Barenboim de Extremadura”— tendrán que reconocer que, de nada, nada; y de todo, todo. Pero, a mi juicio, será tarde, porque ya no les quedará nada, nada, ni tan siquiera los ÓSCAR unidos al despeinado BOLAÑOS. Aunque estos serán los últimos en resistir con el “nada es nada”, veremos si sus actitudes no se los lleva por delante con el “todo es todo”.
Y qué decir de las Ministras-damas, esas que son las primeras en aplaudir cuando llega el gallo al Parlamento con las manos llenas de lo que le han dado en la Unión Europea. Sobre todo, la “verdulera”, que podría perfectamente vender verdura ahora que está carilla. Entre el trío de los ÓSCAR y la solista de la verdulera, formarían un grupo musical que reventaría los oídos de todo el personal, al que no le quedaría más remedio que ir a la SGAE.
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