Nadie puede frenar el desarrollo pero éste ha de estar compensado para que el beneficio que aporte sea y esté al alcance de todas las personas de este mundo ya global y se puedan insisto beneficiar y si no es así no es desarrollo sino aprovechamiento inhumano. Porque si no se tiene en cuenta que el beneficio que aporte todo el desarrollo y no sea distribuido de una manera equitativa, antes que después, se producirá una revolución de dimensiones planetarias, que hará que parezca una verbena la propia revolución francesa.

         Todo ello estará justificado ya que el ser humano no podrá aguantar la que se le viene encima. Salvo que los gurús de la economía y de la política hagan las cosas en el lugar adecuado. Más les vale ya que son ellos los que más tienen que perder.

         El principio de la economía está muy claro y éste es: producir el máximo con el mínimo esfuerzo.

         Pero una vez conseguido esto, hay que hablar de producto que debe de llegar a todas las personas que han intervenido en ello aunque hayan sido máquinas-robot. Las personas siguen interviniendo en todo el proceso económico el cuál concluye en el consumidor. Donde no pueden llegar las máquinas.

         Entonces si éstas sustituyen a las personas, las cuales se quedan sin ingresos ¿con qué dinero van a consumir los productos realizados de manera virtual robóticamente y cuánticamente?

         Es evidente que la tecnología ha liberado a las personas de tareas difíciles y muy trabajosas como que una maquina cosechadora entre en un campo de trigo y en horas lo deje sólo con el rastrojo. Eso está bien siempre y cuando las personas que han sido liberadas de esas tareas muy pesadas obtengan la parte del beneficio que les corresponde. Si esto no es así antes que después como ya he dicho la situación explotará, aún se está a tiempo de encauzar el tema de las tecnologías.

A partir de enero de 2020 se publicará por capítulos la Novela «Memoria de un desconocido»