Entonces una vez creadas estas dos instituciones, la de analistas por una parte y la de empresarios por otra, con la suficiente agilidad y veracidad en los análisis por parte de los primeros y la suficiente tenacidad y eficacia por parte de los segundos.
Los analistas para poder realizar su labor se nutrirían fundamentalmente de dos instituciones a su vez, una privada y otra pública. La privada podría ser la Banca, que puede facilitar información sobre empresas que están en crisis, sobre todo si esa información es con el propósito de salvarla, y la otra institución es la Justicia en su rama mercantil, es decir, modificar o crear una ley que permita que antes de entrar en una suspensión de pagos o en una quiebra, el que se pueda ver la viabilidad de impedirlo.
Hasta aquí yo solo expongo unas soluciones de agilidad y eficacia. Agilidad para los analistas y eficacia para los empresarios.
Comprendo también que la carga utópica que puedan llevar soluciones está muy por debajo de la triste situación que estamos padeciendo. Antes de concluir este punto, debo decir que es obvio que con toda la carga de utopía que se quiera, no dejan de ser unas posibles soluciones a ese gran problema como es el paro, desde la perspectiva de poner punto final a la caída del empleo. Y también comprendo que aquí sólo se trata de líneas a seguir, pues el desarrollo aún siendo imaginario, vendrá a lo largo de todo el contexto y correlación de las soluciones a los problemas y recursos ya anunciados y ordenados anteriormente.
La caída de la demanda
Es evidente que sobre este problema, pesa la fuerte evolución alcista de los precios de todas las materias primas y principalmente los productos energéticos, pero esto aún reconociendo que era importante, no deja de ser una componente más en la producción, insisto, muy importante.
También aquí sin quererlo caigo en la tentación de dar las soluciones que se podrían haber dado nada más detectar esa evolución negativa, pero no, me contengo y trataré de hacerlo de acuerdo a estos momentos.