Imaginemos que hemos contado con el mayor y mejor equipo de técnicos, todos ellos profesionales de los distintos campos que inciden en la economía del país, y que han realizado ese inventario, y que han diagnosticado cada uno de los males que aquejan a nuestra economía, y que al mismo tiempo han puesto, gracias a su ingente labor, al descubierto todo nuestro potencial y todos nuestros recursos, los cuales yo voy a tratar de evaluar en dos grandes apartados de este inventario.

En primer lugar trataré de hacerlo con los problemas que aunque no voy a hacer un rosario, si trataré de enumerar los más posibles (no olviden que lo del equipo es imaginario). Lo que voy a trata es de irlos ordenando por su importancia y siempre de acuerdo con los ya matizados criterios:

1. El paro, que afecta a más de dos millones de personas, con las lógicas connotaciones de todo tipo que conlleva esta desgracias, ya sea de una forma directa, en el parado y su entorno inmediato, la familia, o de una forma indirecta, que incidiría en la sociedad.
2. La caída de la demanda
3. Poca evolución en la oferta.
4. Escasa competitividad.
5. Baja tecnología.
6. Altos costos de producción.
7. Sistema financiero poco atractivo.
8. Mercado exterior difícil.
9. Poca optimización del gasto.
10. Excesiva inflación.
11. Estancamiento del crecimiento interior.

Antes de seguir quiera hacer una puntualización en el sentido de que en ningún momento desearía entrar en ninguna polémica de tipo social ni político, aunque no deje de reconocer que el problema económico afecta a toda la sociedad. Aún siendo así, yo solo deseo ver las vertientes económicas de los problemas, y cómo no, de las hipotéticas soluciones.

Bueno, podría continuar, pero como he prometido no hacer un rosario, solo voy a hacer hincapié en un problema que para mi tiene muchísima importancia: La inversión, pero no de invertir dinero, gran problema, sino que tengo la impresión de que quien tiene los medios le falta la eficacia, y quien tiene la eficacia le faltan los medios. Este es el problema más serio que tiene planteado nuestra economía, porque puede llevar a la desesperación por la desmoralización.