Siempre ha estado muy claro para mí, el que los socialistas ganarían las pasadas elecciones democráticas, y así lo anuncié en un escrito de hace dos años antes, que sólo vio la luz a través de un sobrino mío -mi sobrino Pablo-.

Entonces, creo recordar, pues no conservo el escrito, decía que no se podía ir en contra de la corriente y el que lo hiciera, haría un derroche de fuerza, y que además esa fuerza por muy lejos que llegase, nunca alcanzaría objetivo alguno, pues siempre se quedaría en el camino, y aunque hubiera recorrido un buen trecho, sólo sería, insisto, camino.

Sobre esto, y antes de entrar en lo que intenta dar razón y no sólo título a este escrito, puedo decir que en los momentos que me ha tocado vivir, todo se cuantifica, pues no es posible que se dijera: ha estado a punto de llegar pero no se ha conseguido, y eso es lo que cuenta en la realidad. Y siempre en el mejor de los casos, pues al menos han tenido en cuenta el esfuerzo, aunque no lo han valorado, y aún siendo desmoralizante no es lo más triste, pues lo más triste es haber ignorado el esfuerzo, ya que como he dicho, lo único que priva es la cuantificación, en el mejor de los casos, y he de declarar, que la tristeza que pueda sentir el individuo es más por el por, que por el él.

Quiero concluir estas aclaraciones, diciendo que la ignorancia conlleva a la inconsciencia, y siguiendo el criterio de la cuantificación, puede que el precio que tengamos que pagar no lo podamos cuantificar siquiera (esto está muy claro para mí, aún siendo un lego en economía, y no pongo ningún tipo de reparo en lo de ser lego, ya que esto no impediría a ninguna persona ocupar la más alta magistratura de este país).

Voy a declarar también que soy un apasionado del amor, con todas las connotaciones de grandeza que esta palabra significa. Me gustaría que fuesen suficientes estas aclaraciones, pero me voy a permitir el profundizar un poco más. Quiero decir que no he odiado a nadie, y si no ha sido así, solo lo habrá hecho mi inconsciencia, de ahí mi preocupación por la consciencia, pues cuanto más consciente eres, más capacidad de amor puedes aportar a tus semejantes.