En la vida suele haber pocos chollos pero el de ser un dictador y pasar por un demócrata es el máximo de la desfachatez ya que puedes legislar lo que te dé la real gana y después presentarte como un benefactor en todos los medios de comunicación, tanto escritos, hablados y televisados que son los que dan soporte a esta farsa, sus razones tendrán -allá ellos con sus razones sean confesables o no-.
Claro, ante una situación como la que estamos padeciendo en la cual todo se trastoca, donde se dice una cosa y después se hace la contraria, siempre perjudicando a las personas que realmente se comportan y viven defendiendo la democracia del 78.
Hay muchos motivos para defender nuestra democracia, el primero porque hubo mucho sentido práctico renunciando los políticos a sus pasados recientes en pos de su futuro inmediato.
Con lo cual nadie se equivocó ya que los siguientes cuarenta años -después del 78- han sido los más prósperos de nuestra historia reciente.
Ahora en cambio con esta dictadura/democracia nadie sabe en donde está: ya que tenemos unos dirigentes que da la impresión de que están liderando el mundo entero y además creen que hay que rendirles pleitesía a su nefasta gestión.
Además en las circunstancias que estamos atravesando, donde todo es malo pero absolutamente todo, tiene que ser que en el amplio equipo que nos gobierna -por decir algo- exista un gafe.
¿Por qué hago esta reflexión? Porque es imposible que hayan caído tantas desgracias en tan poco tiempo como han caído en España y todas ellas coincidiendo con la formación de este macro gobierno hasta el día de la fecha.
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