En estas reuniones o comuniones, como ellos dicen, al decir la palabra añaden, de Dios, cosa que yo no he añadido como se puedo comprobar, y esto sí que es tan importante para mí, que no tengo más remedio que aclarar seguidamente y después seguir el comentario sobre esas reuniones o comuniones. Mi aclaración es que por desgracia para mí, no tengo certeza de Dios, dando el término de certeza en este caso un término usual, normal o si se quiere terrenal, pero lo que es cierto, también es que no puedo emplear otro término, de ahí mis desgracias. Lo que sí puedo afirmar porque este es mi sentimiento que mi vida consciente se comparte entre el deseo, la Fé con mayúsculas, para que se me entienda y algo muy importante también para mí, la necesidad de Dios, lo hago no con la misma fluidez que cualquier otra palabra, sino que hay en mí como un cierto freno y que me hace pensar con un profundo sentimiento de respeto.
 
            Hechas estas, no simples ni fáciles aclaraciones, continúo con intención de pasar al menos por lo próximo y lo simple. Resulta que éste último domingo, el tema como ahora se dice, versó sobre unas actitudes humanas o lo que es lo mismo sobre unas apreciaciones eran y son:
 
–          La autosuficiencia
–          La indiferencia
–          El sentimiento de culpa

            Estas actitudes eran vistas o analizadas desde la apreciación, es decir, vista en los demás, al menos es lo que deduje, de ahí mi duda sobre el término, la verdad es que fueron planteadas como se puede desprender, en forma de apreciación, pero lo que sí se planteó también fue la proximidad aunque ésta duró bien poco, como se irá comprobando, es decir, vista en nuestros semejantes más próximos, digamos que en nuestros amigos, compañeros o quizás vecinos. A lo mejor también existía la intención de que quedasen al descubierto en los demás, por supuesto sin ánimo, me atrevo a decir, aunque confieso que no lo pensé que el de la bondad y la ayuda noble.
 
            Tengo que decir al respecto que esta última sana y bondadosa intención no llegó a producir aunque como he dicho anteriormente o mejor dicho me he atrevido a escribirla, al menos esa fue mi temeraria apreciación, y digo temeraria porque sin estar en lo cierto me atreví a pensar y ahora a decir cosas de los demás, nada más y nada menos como conocer intenciones y analizar reacciones. Esto insisto no dejar de ser una, como antes he repetido, temeraria, pero me permito añadir que también hay salud y bondad y en la medida que no pueda engañarme a mí mismo lo afirmo en lo que a nobleza se refiere.
Continuando con el meollo, digo: que la persona nos dirige al plantear estas cuestiones sobre las actitudes o apreciaciones, como es el caso, a mi criterio lo hizo en principio gráficamente y analíticamente, y lo que es más, lo planteo desde la perspectiva próxima, es decir, desde hoy y en nuestros semejantes de hoy también. O sea, que fue hasta este momento en que mi ilusión al menos de lo próximo se desvaneció, ya que empezó lo que hoy también se dice el coloquio.
 
            Es curioso observar las opiniones de un grupo de personas, incluso de pocas personas, no más de una docena, como en esta caso. Primero casi todo el mundo empieza por estar fuera de esas actitudes y las va alejando en el tiempo haciendo para ello uso de la Biblia y ves también como si alguien las aproximase para justificarse a sí mismo, o lo que es lo mismo, sentirse autosuficiente. Este sentido de autosuficiencia lleva consigo una doble intención; de una parte la satisfacción personas y de otra la minusvalía de su semejante.