Dice el Sr. Busto en su columna de El Mundo que esta pandemia ha dejado cosas buenas -que Dios le conserve su optimismo- Lo único que se podría considerar positivo es que quizás haya servido para crearles conciencia a muchos de lo vulnerable que es el ser humano. Pero no a todos ya que otros han utilizado y siguen utilizando esta maldita pandemia para estafarnos y lo que es peor para engañarnos como si fuéramos espectadores de actuaciones de magia.
Como consecuencia, los estafadores y los mentirosos están en la salsa que ellos mismos se preparan de tal forma que están a sus anchas y además se regocijan al comprobar la docilidad que presta la sociedad con sus instituciones incluidas. La verdad es que no se le puede pedir más a estas “personas” que nos tienen ciegos, sordos, mudos y quietos como si fuéramos estatuas de bronce.
A mi entender de esta forma están, incluido el Sr. Bustos también, la mayoría de intelectuales que son o deberían ser los que orientaran nuestro comportamiento humano.
En resumidas cuentas estamos dejados de la mano de Dios, siendo no juguetes del viento sino de políticos y “estafadores” y el único consuelo es el del pataleo y el que estos malvados antes que después probaran de su propia medicina.
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