1ª sinfonía de Brahms

Ningún ser humano debería dejar este mundo, sin antes haber disfrutado de alguna de las infinitas y maravillosas bellezas, en su pleno esplendor.

         A esta conclusión he llegado después de haber presenciado y oído la 1ª sinfonía de Brahms. Porque esta sinfonía, yo diría que todas ellas, son unas de las grandes bellezas de este nuestro mundo, en ella, como en todas, se dan múltiples factores de diversas naturalezas, estas son: el humano, la diversidad de instrumentos, todos ellos con su correspondiente color de sonido, las partituras y el compás, que va marcando el director. Todas esas diversidades se convierten en maravillosas melodías, que te acarician los oídos en principio, y después también, te acarician el alma.

         Todo hace que la música sea auténtica comunicación, entre director, todos los profesores que componen, la gran orquesta sinfónica y todo el público que oye con devoción y el máximo respeto. Todas esas infinitas maravillosas sinfonías que deseo que sean vividas y sentidas por todos los seres de la tierra. Reconociendo que es un utopía, pero maravillosa utopía.

         Para que se den todas esas circunstancias de comunicación, ha de haber una concentración absoluta, de todas las personas que forman parte de monacal espacio en que se transforma, cualquier recinto dedicado a la música clásica, como es en este caso.

         Esta es mi reacción personal y mi observación de las demás personas que acuden como mi esposa y yo a la temporada de conciertos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

oktoberfest-biergarten


Canela Bistro