¿SE PUEDE HACER PEOR?

Sí, se puede, y a las pruebas me remito ya que un señor con solo ciento veinte diputados trae de cabeza a cuarenta y siete millones de personas incluidas las que ciegamente están con él y como dice alguien con cordura y con un peso especifico en la dirección de esos cuarenta y siete millones de seres, que España es una locura.

Anoche pude ver en Telemadrid, una entrevista que le hicieron al director médico del hospital Clínico San Carlos y dentro de su exquisitez y su moderación dijo cosas muy objetivas llenas de sencillez y sobre todo de sentido práctico, pero eso sin molestar a ningún político. Pero dijo que en el tema de una pandemia (sin decirlo), como la que estamos sufriendo, no son los políticos los que van a solucionar los problemas.

Dijo más, dijo que la única manera no de combatirlo, sino de hacerle frente para que sea menos letal, es adelantarte con medidas de pertrecho y estratégicas de tal forma de que la exposición al virus sean las mínimas posibles y para ello lo fundamental es que sean los criterios sanitarios los que prevalezcan sobre los criterios políticos, como hacían en el Imperio Romano hace más de dos mil años.

El Emperador Romano no es que rechazara a nadie, sino todo lo contrario llamaba a la colaboración de todo el mundo, también a los que no sabían, siempre y cuando se pusieran a las órdenes de los que realmente sabían.

Los que saben, no harán compras de material sanitario defectuoso, ni aplicaran logísticas imposibles, ni permitirán que el personal sanitario no realice sus obligaciones de una manera tan precaria y así exponer sus propias vidas.

Tampoco permitirán con el suficiente conocimiento haber convocado y permitido grandes manifestaciones en toda nuestra piel de Toro.
Además tampoco habrían tenido el valor de decir que se había vencido al virus y que se disfrutara de una “nueva normalidad”. Y mucho menos decir que el personal ya no estaba expuesto y a lo sumo y por equivocación habría dos o tres casos.

Lo que es de traca es el tema de las mascarillas y que ya le dediqué un escrito concreto en esta página.

Otra cosa que someto a la consideración de los lectores de esta página, es que, cómo es posible que se pueda anular de un plumazo, de una estadística macabra, la muerte de más de veinte mil personas con nombre y apellido con todas las familias detrás de todas ellas, sin más consuelo que el triste silencio.

Lo único que puedo decir como conclusión a este escrito es que hemos caído, no precisamente en las mejores manos, y nos confiemos en la bendita Providencia.

SI ESTÁS DE ACUERDO CON LO QUE ESCRIBO, COMPÁRTELO.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

oktoberfest-biergarten


Canela Bistro