Creíamos que las colas en los comedores del Banco de Alimentos de Cáritas de Cruz Roja y de distintas asociaciones, mas grupos vecinales, ya no se volverían a ver, que ello correspondía a nuestra guerra incivil y la inmediata pos-guerra; imágenes que están en el recuerdo de muchas personas vivas afortunadamente pero para otras muchas solo tienen la referencia de sus mayores porque esta desgracia pasó en los años del 36 al 45 del pasado siglo. Entonces esos recursos de subsistencia los ofrecia el llamado auxilio social.
Eran tiempos difíciles, en cambio ya bien entrado en este siglo XXI los niveles de desarrollo de que gozamos y una sociedad de bienestar bastante aceptable, ver las colas en los lugares ya mencionados te hace pensar como se ha retrocedido casi un siglo en una abrir y cerrar de ojos.
La verdad es que existe una gran diferencia, en el primer caso, fueron las consecuencias de una maldita guerra y en la segunda la aparición de un virus que hay que jugar con él a la gallinita ciega. Pero que tiene intención irrevocable de asesinar a todo el que se le ponga por delante.
Este es el panorama hoy, del cual me ocuparé en este escrito. No es que me olvide de todos los errores cometidos que por cierto son muchos sino que lo que deseo es aportar soluciones de comportamiento para lo que se nos viene encima si Dios no lo remedia.
Por supuesto que estas soluciones son totalmente voluntarias ya que no soy personas ni autorizada ni docta pero dentro de esa voluntad las voy a exponer. Desde luego no van a venir de la política. Pues han de venir de la sociedad civil que no busca el voto. Buscará siempre el vivir mejor.
El político en cambio busca hacer su carrera de obstáculos sino todo lo contrario que se convierte en una carrera de premios. Todas las carreras han de ser de obstáculos pues sino no serían carreras, sino que se lo pregunten a cualquier persona que se haya cursado alguna carrera universitaria, a ver si le han regalado el título de su licencia – Bueno como dice mi amigo Desiderio “a lo que iba”- Cuando tú ves y comprendes que no están haciendo las cosas bien y están perjudicando tus intereses tanto económicos como tus libertades y no se respetan los sólidos derechos más de cuarenta años y que ha sido ejemplo en el mundo entero de cómo se llegó a ella y como la hemos respetado y asumido.
Pero ahora nos encontramos en una gran encrucijada que son los fallos de la propia democracia que hacen que tengas que aguantar hasta que termine esta legislación, o sea casi cuatro años para poder votar de nuevo, aunque te digan que los burros vuelan. Eso sí, para esas fechas, te dejan votar de nuevo.
En resumidas cuentas que estás completamente en manos de cómo corra y sople el viento político, que la mayoría de las veces lo que traen son nubarrones ideológicos, que sólo funcionan a beneficio de las personas que, como he dicho anteriormente, que han hecho esas carreras políticas sin el más mínimo esfuerzo. La única solución posible desde mi particular tribuna es la que expongo en un escrito ya publicado en mi pagina web y que título “Contrapeso” en abril de 2020.