El Golfo y la golfería se pueden revestir de persona seria y con criterios judiciales, pero cuando se rasca un poco se encuentra la golfería y al golfo. El golfo es aquella persona que engaña a su semejante con malas artes, y la golfería es la que usan los malos políticos para perjudicar a mucha gente.
 
Efectivamente, el que tiene el poder, aunque haya perdido las elecciones, lo único que le interesa es mantener ese poder, aunque sea a costa de fastidiar a todas las personas, incluso a aquellas que le han votado, ya que las leyes son para todo el mundo.
 
El problema está en que si es un golfo el que se ha hecho con el poder, no podrá salir de él nada que no sean golfadas. Para ello, lo primero que hace es rodearse de golfos que le ayudan en su intención maligna de aplicar sus golfadas, de forma que le sirvan para conservar el poder y así eternizarse en él para jugar con las personas y darse el placer.
 
¿Dónde está la democracia del 78, aquella que muchos hombres y mujeres entendieron que era lo mejor que le podía pasar a España después de haber sido dirigida por una dictadura que nos había dado muchos bienes materiales pero que, como era lógico, había llegado a su fin? Esto duró poco: con Felipe González la democracia tuvo un buen recorrido, pero con Zapatero, que fue el primer golfo socialista, y no digamos con el último, eso es y está siendo la golfería personalizada.
 
ESTE ESCRITO ES MERA OPINIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE RECIBO. Y, EN CONSECUENCIA, ES MI OPINIÓN.
 
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