LOS ERRORES CUESTAN VIDAS

También es mala suerte el sufrir esta maldita pandemia con la máxima autoridad política en manos de un narcisista que al parecer toma sus decisiones que convierte en medidas de gobierno ante “su maravilloso espejo” como no podría ser de otra manera.
Pero ese no es el problema ya que uno es libre de ser lo que quiera e inspirarse donde lo desee, como si quiere hacerlo vestido de lagarterana.
El problema está en las consecuencias de esas decisiones convertidas en medidas si han sido positivas o por el contrario han sido negativas. Ésta no otra es la cuestión y que a continuación iré desgranando para poner el debe y el haber del que libremente haya actuado como y donde haya querido para mejor o peor atajar esta crisis sanitaria.
A este señor le gusta citar a personajes de la historia entre ellos a un político de la talla del Sr. Churchill. Este gran político también dijo: se puede engañar mucho a mucha gente durante mucho tiempo pero no se puede engañar a todas las gentes durante todo el tiempo.
Claro que una mentira machaconamente repetida hoy, con los medios multitudinarios de audiencias millonarias, es mucho más fácil que cale en la población.
Confiamos en este pueblo, en este país en esta nación con muchos siglos de vivencias y en convivencia y que ha demostrado en muchas ocasiones cuando han querido dominarla o romperla se ha revelado y movilizado como en Fuente Ovejuna que con su regidor a la cabeza se levantó por una causa justa. Así se levantará España por la más justa de todas las causas y la salvará como ya se ha demostrado a lo largo de la historia y también recientemente. Que no quepa la menor duda de ello.
Ahora hablemos del coronavirus, es cierto que es un castigo de la naturaleza -mientras no se demuestre lo contrario de manera científica y de intenciones- lo que es evidente es que este maldito virus no sale de la nada, si ésto hubiese ocurrido en otras épocas se hubiese podido achacar a un castigo divino.
Lo que es evidente es que en principio nos ha cogido a todos en total ignorancia por supuesto a unos más que a otros, pero es en estas situaciones cuando las personas que están al frente de los destinos de una nación demuestran la imaginación suficiente para dar la talla de gobernante para ir por delante de los acontecimientos y no a rebufo de ellos. Eso, si no se preocupan de sus propios errores, echando balones fuera para no afrontar sus responsabilidades, las cuales están a la vista en las hemerotecas, en los archivos de la prensa, todas las radios y en todos los canales de televisión.
Sólo voy a exponer dos situaciones que se están dando en estos momentos; de angustia y por qué no decirlo de auténtico pánico, sobre todo a nosotros los mayores que estamos en la edad crítica en esta pandemia y que nos hemos convertido en sólo una cifra estadística que ni siquiera es respetada ya que juegan con dichas cifras, aún después de muerto, que es el colmo de la indignidad. Esta indignidad se corrompe mucho más tratando de ignorar en todo lo posible las desgracias de unas familias que ven como sus deudos desaparecen de sus vidas sin que nadie se entere porque en esos momentos de angustia no están las televisiones para ayudarlas en sus desconsuelos.
En cuanto se produce un alta médica, sí están las televisiones para que alguien se apunte la medalla que no le corresponde, porque no hay solo una medalla hay muchas que son las que les corresponden a todo el personal sanitario que está ahí desde el primer momento en condiciones de trabajo tercer-mundista.
Otro tema es que dijeron que no había que usar mascarillas, solamente las personas que hubieran sido diagnosticadas y que estuvieran contagiados. La verdad es que nos gustaría saber de dónde parte semejante barbaridad de criterio si del campo científico o del político. Sean de donde sean se han cubierto de gloria. O sea que la persona que está sin contagiar ha de estar sin ninguna protección sólo por el artículo 33, porque lo dice la autoridad “incompetente”.
Bienvenidas sean las rectificaciones, ahora dos meses después dicen que las usen todo el mundo, ¿Si esta decisión la hubiera tomado hace esos dos meses cuántas vidas se hubieran salvado?
Sé que este cálculo es difícil de hacer, pero sólo difícil ya que hay grandes estadísticos con medios informáticos muy potentes y lo harían sin demasiada dificultad. Eso si hubiera voluntad.
Sólo decir que si este señor no conciliaría el sueño por tener determinados compañeros de gobierno me imagino que ahora necesitará un puñado de “orfidales” para dormir, cuando le pasan el parte diario de las vidas que se pierden y que algunas se hubiesen podido salvar.

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