
Las leyes se deberían elaborar en base a solucionar problemas que tienen los individuos, todos los individuos aunque haya excepciones en cuanto a determinados ciudadanos que no estén afectados por ningún tipo de ineficiencia, también estos, se pueden acoger a las ventajas de las leyes.
Para que las leyes sean instrumentos que beneficien a las personas de manera indiscriminada, obviamente, han de ser realizadas por personas independientes y no por los partidos políticos, que las leyes que elaboran siempre son arrimando el fuego a su sardina.
O sea que, para que una ley tenga una validez práctica ha de estar consensuada con al menos el 75% del parlamento, y si además es recurrida por el 25% restante ante el Tribunal Constitucional, ese tribunal no podría estar compuesto por políticos, sino por juristas y académicos de reconocida solvencia.
Sobre todo, si la ley es recurrida no podría entrar en vigor ni ser aplicada, hasta que dicho Tribunal Constitucional no se haya pronunciado.
Como comprenderán, amigos lectores, lo que escribo es pura utopía, pero la verdad es que me lo paso muy bien haciéndolo porque entrar en el mercado de las leyes es pura maldad, ya que, quien tiene el poder hace una subasta de ellas y además hace las leyes a medida y personalizadas, y para que no haya duda de lo que ha pagado por su ley, llevan el certificado de garantía, que extiende el propio Constitucional de CONDE PUMPIDO, que el polvo que arrastra su toga lo aprovecha para secar la tinta de su firma.
ESTE ESCRITO ES MERA OPINIÓN DE LA INFORMACIÓN QUE RECIBO. Y EN CONSECUENCIA, ES MI OPINIÓN.