La verdad es que sin darme cuenta me estoy metiendo en un callejón sin salida y más ahora en que tienen mis experiencias personales y por supuesto después de haber tenido las vivencias que he expuesto sobra la vida y la obra de D. Santiago Ramón y Cajal. Digo esto porque a la vez uno se ve tan insignificante en lo que ha hecho a lo largo de su vida, y lo más triste aún el que después de que te sirve como he dicho y dado a entender de estímulo para seguir la verdad, es que también al mismo tiempo te sirve para pensar en la imposibilidad de realizar cualquier empresa por muy simple que esta sea y por muy ilusionado que uno este pues lo que me ha venido a confirmar estas vivencias recientes, precisamente como ya he dicho, mi propio convencimiento en lo que a la capacidad se refiere y también su origen, ello hace que de una forma clara y sencilla vea mi propia limitación, pero aún así intentaré verter mi enfoque sobre lo que me he planteado y porque me lo he planteado en este simple escrito. El porqué, creo que está dicho, en principio lo que no está todavía expuesto como he dicho desde mi experiencia personal.
Uno en su creencia de que ha vivido en situaciones de “autoinsuficiencia”, “indiferencia” y en sentimiento de “culpabilidad”, esto último seguro, por lo tanto le quito las comillas, en cambio los otros dos conceptos ya no lo estoy tanto, es decir, me lo pueden haber aplicado sin serlo en la realidad, pero como digo el sentimiento de culpa, la más de las veces, lo he producido yo mismo en mí, ya que este ha sido motivado por mis propios pensamientos como se comprenderá en este caso no puedo culpar a nadie, vaya esta aclaración por delante.
En cuanto a la autoinsuficiencia, sí que es complicado plantearlo como yo lo deseo, pero mi deseo insisto, es hacerlo como ya ha quedado patente al menos de una manera sencilla y al ser posible con un máximo de claridad, pero soy consciente que esto último no pasa a ser un deseo, porque el asunto se las trae.
La autoinsuficiencia es una ilusión, pues no sabe perfectamente que no está en ti, pero al saber también que tampoco está en los demás, uno se cree ilusoriamente que es suficiente y nada sin ti tiene ningún valor.
Lo paradójico de todo eso es que a lo mejor sin uno saberlo, resulta que tienes razón, pues faltando uno no se puede contemplar nada, esta visto así, resulta un axioma pero este se desvanece cuando ese uno piensa que es la pieza principal, o sea, que puede que todos tengamos razón, pero puede también que no la tengamos ninguno.
Como quiero llegar al menos a la simplicidad, aunque sea a costa de lo simple, es por lo que he llegado a esa conclusión de que todos podemos tener razón o que todos podamos estar equivocados, si no entraríamos en el callejón sin salida que produce la complejidad, fruto ésta del desconocimiento y en definitiva de la capacidad y su límite.
Después de varios días sin tan siquiera coger este cuaderno, pienso que ha podido ser porque quizás tenía resuelto de antemano el tema siguiente, es decir, la indiferencia, esto es, al menos lo que pienso y que a continuación expongo.
Vean si existe algún pecado, entendiendo como tal todo aquello que uno entienda como pecado, este siempre gira y pasa a través de la indiferencia, pues sin este entendimiento no podrían existir ningún posible pecado. Insisto que no doy interpretación al concepto, sino que lo dejo a la libre interpretación de los demás o de cada uno, vaya de nuevo esta otra aclaración por delante, que aunque sea muy reiterado, como decían en mi pueblo cuando yo era pequeño por mis mayores: “Nunca es mal año por mucho trigo” y al menos en este caso sí y doy la razón a mis mayores.
Entro ya en mi razonamiento de una forma más directa, resuelta como se puede desprender y se desprende de este escrito, todos somos admiradores de nuestra capacidad, mejor dicho de la capacidad que se nos ha dado para administrar.
17.04.2024