Estas apreciaciones, aún siendo temerarias, y por lo tanto injustas de mi parte. Aún así, y si por si acaso estuviera en lo cierto me producen un gran desconsuelo sobre todo en estos momentos de mi vida que aunque como he dicho, no soy quien para poder afirmar nada si siento la preocupación que existe en las palabras y en los hechos de Jesús y de sus apóstoles, porque los seres humanos de entonces fuesen santos, libres, rectos, crédulos, mansos, humildes y prácticos, fuertes, todos estos atributos y otros muchos de esta misma índole son a mi entender los principales valores que la humanidad necesita hoy también.
Esta es mi interpretación de esas palabras y de esos hechos de entonces, y al hacer esta interpretación no deseo juzgar ni a las personas ni al tiempo que me ha tocado vivir, sino ser consciente de las realidades de mi capacidad, y ponerla ésta al servicio de esa realidad.
Señor, creo que hoy, ya amaneciendo, he agotado esa, con interrogante, mi capacidad.
Por la mañana pronto y después de haber hecho mis primeras labores de tipo doméstico, pero por supuesto bien hechas y con dignidad, en este caso por qué no decirlo, con todo mi amor, ya que estas labores son para los seres por mí más queridos.
Señor, empiezo y continúo con el último tema, que como ahora se emplea, sobre la capacidad y quiero decir sobre este asunto que si antes lo tenía muy claro sobre que esta nos es dada ahora, ahora lo tengo no solamente claro sino que empiezo a comprender su origen o su precedencia pero por si este escrito llega a manos de alguien antes de poder ser bien interpretado, sanamente interpretado quiero decir, es por lo que no deseo plantear nada sobre dicho origen o precedencia o quizás y porque no decirlo por miedo a eso que los hombres tanto tememos o al menos muchos hombres: el ridículo y porque no decirlo también, a la incomprensión. Pero lo que sí voy a decir es el porqué de esta mi modesta conclusión de esta mañana.
Resulta que como sabes he tenido que permanecer en casa durante varios días, y en estos días ha coincidido que han pasado por la televisión la serie sobre la vida de D. Santiago Ramón y Cajal, pasando por alto todo lo concerniente al valor artístico de esta serie, que a mi entender ha sido francamente buenísima desde todas sus vertientes, pero dejando patente que, esta es pura opinión personal (y no de ningún crítico especializado sobre estas materias), dicho esto centro de nuevo el asunto que me ocupa esta mañana y porque sale a relucir la serie de televisión. Sale por la vida de ese gran hombre que vivió con sus contemporáneos y que fue D. Santiago Ramón, permítaseme emplear este más íntimo nombre.
Como ya he dicho, la capacidad es un don que nos viene dado, esta es una teoría que yo siempre he defendido y sostenido y ahora defenderé y sostendré muchísimo más después de hacer visto la vida ahí representada y en retrospectiva que tuvo ese gran hombre, y aunque confieso que no había sabido nada de esa fabulosa vida hasta estos días, con la excepción de que cuando era pequeño lo había visto en unas botellitas de agua oxigenada, que creo recordar llevaban su nombre y su imagen en las etiquetas, pero ya digo esto era todo lo que yo sabía de esas grandiosas capacidades que sobre ese ser humano recaía.
17.04.2024