SARA MONTIEL dijo fumar es un placer y yo digo que también es placer el leer, y además no mata como el fumar. Hará unos veinte años que leo de una manera regular es decir que leo todos los días y el día que no lo hago es porque hay alguna razón para ello.
Desde mi niñez, en mi ciudad natal, donde había plaza de toros de primera categoría, yo recogía el periódico ABC ya atrasado, para hacer cojines y facilitárselos a las personas que iban a los toros, previo pago de su importe.
Lo que es bien cierto, que a fuerza de manipular esos periódicos me aficioné a leerlos, después entre los quince y los veinte no volví a leer nada hasta que fui al servicio militar y en el hospital de AVIACIÓN me leí mi primera novela, que por cierto fue magnífica, titulada SINUHÉ EL EGIPCIO DE MIKA WALTARI.
Después di un gran salto y no empecé a leer hasta los sesenta años, y aunque es verdad que, uno no puede sentir tristeza sobre la leche derramada, los lamentos también forman parte de los sentimientos humanos.
Afortunadamente desde veinte años acá no he dejado de leer ni un solo día salvo algún imprevisto. Lo último que he leído ha sido EL SANADOR DE CABALLOS de GONZALO GINER, un libro con un tema histórico, nada más y nada menos que, sobre la victoria de las NAVAS DE TOLOSA, que fue el primer y gran impulso hacia la RECONQUISTA.
Sus ochocientas páginas están escritas en forma de novela con una exquisitez envidiable, donde se desarrolla una historia de amor que respira coraje y ternura por todos sus poros. Doy gracias al Sr. GINER por haberme deleitado con su novela que me he apropiado de ella durante unos días.