«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» TERCERA ENTREGA DEL CAPÍTULO 25

Como ya he dicho solamente se dio este caso en la compra de locales, también he aclarado que todas esas comisiones iban a una cuenta especial de la propia empresa, que utilizaba sobre todo para incentivar a mis equipos en especial al de implantación de las tiendas que trabajaban sin ningún tipo de reparo, y con mucha y verdadera ilusión. Otro caso a comentar no por la misma naturaleza del anterior sino por la anécdota.

Resulta que el local de Valdepeñas, que era magnífico, formaba parte de un edificio bastante singular ya que eran dos y estaban unidos por una especie de pórtico central, tenía dos locales uno a derecha y otro a izquierda, yo me quede con el de la izquierda porque consideré que tenía más posibilidades. Bien a la anécdota, el propietario del local un tal Utrera, albañil y reconvertido en constructor ha levantado esos dos edificios con la colaboración de un socio capitalista del mismo Valdepeñas, pero con quien negocié la compra con el tal Utrera.

Un día en el que gire una visita a la ciudad mencionada estando ya el supermercado abierto al público, el amigo Utrera me invitó a comer y me llevo a un sitio típico manchego casi en mitad del campo, en el que pude comprobar que realmente se comía muy bien, sobre todo una chuletitas asadas al sarmiento que estaban riquísimas. Y en esta, los dos uno en frente al otro me dice: Nicolás, ¿sabes que si me hubieras “achuchado” un poco más, te hubiera rebajado dos millones en el precio del local?, a lo que yo le contesté, ya sé que lo hubieras hecho, pero lo que tú no sabes, es que yo estaba dispuesto a pagar cinco millones más de los que te pagué. En ese momento tenía la chuletilla cogida por el palo y se la estaba comiendo, y por poco si se atraganta. Moraleja: aquel que le dice otro: entre usted y yo juntamos cinco, y el otro le contestó, pues tendrá usted uno porque yo tengo cuatro.u

Otra cosa que pasó en el supermercado de Valdepeñas, pero con categoría superior a la de anécdota, no habían transcurrido ni quince días, cuando nos cortaron la luz, y por supuesto no por falta de pago, Nosotros inauguramos con luz de obra pero con todos los requisitos que nos exigió la propietaria de los edificios, y que a su vez comunicó al delegado de IBERDUERO, que era la compañía suministradora de Ciudad Real, y este verbalmente dijo que sí, ¿Por qué le dijo que sí, porque este señor tenía aparte de ser delegado de la compañía suministradora, una empresa de instalaciones eléctricas?, y mira por donde se quedó con parte del material que él pensaba que iba a usar en la instalación del supermercado comprado, imagino que podría devolver y fue ese el motivo y no otro por el que nos cortaron la luz y sin ella nos mantuvo casi un mes.

En el momento del apagón me encontraba en el despacho de Madrid, fue allí donde recibí la llamada del gerente de la tienda, el hombre no le salían las palabras y la verdad es que cuando me comunicó lo acontecido fui yo el que no tenia palabras, ni para consolarlo, ni para darle ninguna solución. Se me ocurrió en aquel instante, decirle que, en no más de quince a treinta minutos seria yo el que lo llamaría a él.

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