Cuando ocurrieron estos felices acontecimientos ni empresa ya era VARTA desde todos los puntos de vista, tanto de la propiedad como de la gestión, así como de la producción, o sea que tenía el control absoluto de lo que no hacía mucho tiempo fue OXIVOL cosa que era de lo más lógico.
Como consecuencia de estas circunstancias cambiaron de delegado en Madrid, que se llamaba Estévez, y la verdad es que a mí no me afectó el cambio, tanto fue así que yo le hice una propuesta, que la elevo a la directiva general y está contesto que podrían negociar. Dicha propuesta, la había comentado con mi hermano y como era un asunto que le beneficiaba, el dijo que bueno sin la más remota esperanza de que lo pudiera conseguir.
A no más de una semana, nos reunimos en el Hotel SANVY, en su parrilla el subdirector general (el delegado en Madrid), Sr. Esteve y un servidor. Mi primera propuesta había sido, disponer de una cantidad suficiente de batería para crear un centro de distribución en las provincias de Toledo y Ciudad real, además le solicitaba un millón de aquellas pesetas para ayudar en la promoción de aquella tarea comercial. Ellos me ofrecieron lo siguiente: en cuanto a baterías no había ningún límite podíamos contar con todas las que se precisarán en lo que no estaban del todo de acuerdo era en la cantidad de dinero pues solo ofrecían el 50% o sea quinientas mil pesetas.
Yo no cerré el acuerdo esa misma tarde y dije que en 48 horas daría la conformidad. En ese tiempo hablé con mi hermano y por supuesto el dijo qué sí, encantado.
Yo pensé iluso de mí después, de esto voy a trabajar con mi hermano, pero aquello termino mal, a pesar de todo yo me incorpore de nuevo a VARTA, pero esta vez lo hice en la delegación de valencia, allí estuve varios meses hasta que me di cuenta de que necesitaba más objetivos y me volví a Madrid para encontrarlos.