«MEMORIAS DE UN DESCONOCIDO» SEGUNDA ENTREGA DEL CAPÍTULO 11

Así con smoking, más un gran surtido de canapés (que fueron servidos por Mallorca) con bebidas de lo más exóticas dije unas palabras que calaron un poquitín en la concurrencia. Todo esto lo hice de una forma altruista ya que la amistad que me unía al promotor de aquel evento no era otra que la de mi gran amigo Angelito Arias.

Después de esta aventura deje de trabajar no con mi hermano, sino para mi hermano no sin antes haber pasado un calvario, y lo dejo así no entrando en detalles, ya que mi amor de hermano no me lo permite y tendré la ocasión de demostrarlo a lo largo de estas páginas.

¿Dónde empecé a trabajar? Me ficharon en una empresa que fabricaba acumuladores de automóvil y operaba en el mercado con la marca OXIVOL. Esta empresa tenía su sede en San Sebastián y justo cuando yo llevaría menos de un año en la empresa esta fue vendida a una empresa alemana también de acumuladores pero mucho más potentes denominada VARTA.

Cómo he dicho cuando VARTA se hizo cargo de OXIVOL en su totalidad hacía un año que ocupaba un puesto de inspector de venta en la delegación de Madrid. Mi labor consistía en controlar los depósitos que obraban en poder de los talleres clientes, para poder facturar las bajas y reponerlas al mismo tiempo.

Esta labor la realizaba en lo que es hoy Castilla La Mancha y sur de Madrid donde hice muy buenas amistades. Antes de todo voy a comentar sobre el delegado. Señor MARDOMINGO un hombre bueno dónde los haya y por supuesto justo. De la misma pasta era su hermana Encarnita que se ocupaba de la facturación y del control de gastos.

Un verano hicimos una excursión, para pescar cangrejos de la cual participaban el señor MARDOMINGO, su hermana Encarnita y su esposo. Fue a través de un cliente que teníamos en el Corral del Almaguer, nos llevó a una finca por donde pasaba el río Záncara, el guarda de aquella finca era familiar de nuestro cliente y aquello se convirtió en coto privado para nosotros. Yo era la primera vez que tuve una experiencia como aquella. Lo que sí he de decir, es que pescaron tres sacos de esos que usan los pescaderos para las almejas y las chirlas. Y cuando, se contaba nadie se lo creía. La verdad es que fue un día muy bonito y disfrutamos de lo lindo.

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