La primera premisa, es decir, que los mejores políticos han sido siempre los que han salido del campo de la empresa, porque los empresarios tiene asumido a fuego y espada que su filosofía, es el beneficio pero utilizando una máxima que es: el máximo de productos, con el mínimo de esfuerzo.
Que es lo que produce esa máxima, asegurar el beneficio que ha de ser el objetivo, de toda empresa, que están obligados a usar ese sentido práctico.
Si hay beneficios está asegurada la continuidad de la propia empresa y la posibilidad de ampliación, y en consecuencia, más puestos de trabajos que los ocuparan las personas -de momento-.
Desde el 78 que estamos en democracia no he percibido ningún político, que lo haya hecho procedente del campo de la empresa, salvo buenos economistas como fueron, Fuentes Quintana y el Sr. Barea que se hicieron notar muy para bien, en momentos críticos de nuestra economía.
En cambio de la política a la empresa si se dan casos, sobre todo de aquellos políticos procedentes de directores generales para arriba destacando aquellos que han concedido favores ya que su grado de influencia, era enorme y se aseguraban sus puertas giratorias.
Evidentemente un Estado es más importante que cualquier empresa por muy grande que ésta sea, pero el Estado está obligado a tener los mismos criterios que las empresas en lo que se refiere, a sacarle el máximo rendimiento a la recaudación de todos los impuestos que recauda -sin hacer caso a la vicepresidenta saliente Sra. Calvo que dijo que el dinero de los impuestos no era de nadie- lo que deseo decirle al Gobierno, es que son dos los aspectos en que tienen toda la responsabilidad: la primera es que tiene que gastar el dinero de los impuestos con el máximo rigor entendiendo que estamos en una sociedad de “Bienestar” pero aún los recursos han de ser administrados con criterios empresariales y de esa forma habrá más beneficios y también más beneficiados.
La segunda cosa, es un imposible con un Gobierno de izquierda que por naturaleza es clientelar y que además ha pactado, hasta con los bedeles de la cámara, lo que significa compromisos que hay que pagar, sobre todo los compromisos de alto estanding llámese Podemos, separatistas catalanes, los nacionalistas vascos y los asesinos de la ETA y algún resto suelto que aunque sea calderilla, ayudan a formar ese Gobierno Frankenstein.
Que deseo decir: que estos son los compromisos reales de esta patulea que apoyan y sostienen que el Falcon, siga quemando gasoil a la atmósfera y este Gobierno no pueda aprobar ni media ley sin el visto bueno de todos ellos. Triste pero cierto.
Por supuesto que esto no pasa en ninguna empresa que se precie ya que sus prioridades, están muy definidas como he expresado antes y recalco que podríamos decir que hay tres tipos de empresas, éstas son: Las grandes, las medianas, y las pequeñas o personal. En todas hay una preocupación única, que no es otra que la supervivencia, los responsables de dichas empresas unos se juegan el prestigio, en caso de los altos directivos, y otros se juegan su dinero como son los propietarios de las medianas y en el mismo caso están los autónomos.
¿Cuál es la diferencia de un político? La diferencia está en que el político cuando termina su mandato no se queda en la calle sino que se queda con una buena pensión que se sepa y algunos con otras cosas que no se saben. De ahí el atractivo de entrar en política y ser político.
MENUDO CHOLLO.
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La primera, para ayudar a unos niños que, por desgracia, padecen CANCER.
La segunda, tener un libro de Mil Y UNA REFLEXIONES, que aunque no sea alta FILOSOFÍA, sí es la filosofía de la vida, que nos está tocando vivir, en estos tiempos de enorme competencia.