Cuando vine a Madrid a finales de los cincuenta existían dos grandes almacenes, sobre todo de ropa, que fueron evolucionando para vender de todo.
Estos grandes almacenes uno era: GALERÍAS PRECIADOS y el otro: EL CORTE INGLÉS.
Galerías Preciados por esa época era el más líder con cierta distancia sobre El Corte Inglés, pero en la medida que fueron pasando los años en el mismo siglo XX El Corte Inglés fue superando a Galerías Preciados por muchos cuerpos de ventaja, tanto fue así que después de muchas operaciones rocambolescas El Corte Inglés terminó adsorbiendo a Galerías Preciados.
El Corte Inglés tuvo varias décadas principalmente del siglo XX en que tenía la hegemonía de ese tipo de comercio donde se podía comprar de todo, pasando por bienes duraderos, servicios y hasta un “Elefante”.
Es esas épocas el ir a El Corte Inglés era algo extraordinario porque todo era novedad, y destacaba una pléyade de señoritas todas perfectamente uniformadas y alertas que con el mayor de los agrados se dirigían a las clientas y a los clientes para ayudarles en sus decisiones derrochando amabilidad.
Después ya en el siglo XXI, las cosas empezaron a no ser tan doradas como en las cuatro últimas décadas del siglo XX, pues aparece internet y aunque El Corte Inglés se ha subido a ese carro, el cual no lo lidera, pues quien realmente lo lidera es AMAZON y otros.
Y aunque El Corte Inglés tenga una importante cifra de negocio con ese sistema de venta, para la cual ha tenido que crear una estructura adecuada, porque la que ha tenido toda la vida, no le sirve para la venta ON LINE.
Muchas personas mayores (hombres y mujeres) nos podemos considerar que hemos vivido con EL Corte Inglés. Es más, íbamos a sus centros comerciales no solo a comprar, sino a pasar la tarde. La verdad es que todo eso formaba parte de la extrategia comercial, porque muchas de esas personas tenían la posibilidad de comprar algo, y sobre todo creaban ambiente. Esas escaleras mecánicas que iban siempre llenas de personas tanto subiendo como bajando.
Resumiendo en lo que fue: se trató de una empresa modelo que se permitió en un momento dado cuando sus inversiones se “desbocaron” llegar a un acuerdo con sus proveedores para aplazar pagos, entonces estos se avinieron por puro sentido práctico ya que los interese eran comunes.
Aquel momento de debilidad financiera paso sin más comentarios, ya que en la práctica se seguía autofinanciando pues su generación de tesorería era tal que no tenía que recurrir al crédito para sus inversiones que por supuesto no eran menores.
Podría seguir con la época dorada de El Corte Inglés, la mayor parte de ella correspondiente a la gestión de D. ISIDORO, aunque vivió los primeros coletazos del cambio de signo. Todo ello hasta aquí pertenece a lo que fue.
Ahora comentaré algo de lo que es hoy por hoy. El Corte inglés es una empresa que aunque sigue siendo una empresa modelo en su sector no es lo mismo que ser el buque insignia como era en aquella época dorada que se ha mencionado; ahora es un buque que va en compañía de otros grandes buques.
El hándicap que arrastra la empresa “modelo” de El Corte Inglés son sus grandes tiendas en vertical que paradójicamente fueron el gran motor de todo su desarrollo pero hoy vas a cualquiera de esas tiendas y ves que por las escaleras mecánicas suben y bajan muy poquitas personas. Y son precisamente esas escaleras las que más energía precisan de todas sus instalaciones. Y claro ver que en esas grandiosas escaleras son para ti solo, pues prácticamente no coincides con nadie, eso es un “lujo” que se va por los sumideros.
Otro ejemplo del hoy es el siguiente: resulta que en la primavera del 2018 me compré una prenda corta para esa época del año, también era útil para otoño. Recientemente la llevé al tinte para su limpieza. Y me dice el Sr. de la tintorería que la prenda no se puede limpiar ya que se ha desteñido en su totalidad el color en origen de dicha prenda que era azul marino -y digo era-
Por todo ello voy a El Corte Inglés, al centro donde había comprado la prenda de la marca LION OF PORCHES y solicito una entrevista con el encargado de la sección, y me atiende un señor mayor que en ese momento estaría pensando en lo poco de tiempo que le quedaba para su jubilación. Con lo cual me dio dos “pases de aliño” y se marchó por donde había venido.
Esto realmente no sucedía en su época dorada ya que al menos te escuchaban y te daban una satisfacción si tu reclamación era razonable.
De lo que no cabe duda es que han de tomar las decisiones oportunas para adecuar esas plantas y darles un uso más práctico al momento actual. Lo cual en su día propuse a D. Isidoro a través del Sr. Hermoso, su mano derecha. Dicha propuesta finalmente no pude entregarla. Tuvo lugar una circunstancia tristísima que me lo impidió y que prometo que algún día explicaré.
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Ud. debería comprar este libro por dos razones:
La primera, para ayudar a unos niños que, por desgracia, padecen CANCER.
La segunda, tener un libro de Mil Y UNA REFLEXIONES, que aunque no sea alta FILOSOFÍA, sí es la filosofía de la vida, que nos está tocando vivir, en estos tiempos de enorme competencia.
